Ing. Juan Betances
En estos días está
muy vigente el tema de gobierno. Se habla de ejercicio del poder a través de
los gobiernos. Es conveniente analizar dónde reside el verdadero poder en la
tierra y cuál es la verdadera autoridad del universo completo.
Lucha espiritual
(I). El mundo espiritual es el que mueve este mundo terrenal. En otras
palabras, el mundo real que vemos obedece al mundo invisible que no vemos; pero
el espiritual es más real que el físico, porque es el que lo dirige.
El mundo espiritual
está regido por el poder de dos dominios: el de la oscuridad, de la maldad, la
maldición y el mal; y el de la bendición, el bien, la luz y la bondad. Dios es
el Rey supremo de este gobierno, es quien controla todo lo que pasa en este
mundo y todo lo que ocurre en nuestras vidas. No dirige el mundo espiritual de
las tinieblas, pero tiene la autoridad sobre el mismo.
Nuestra realidad se
origina en el Cielo. El reino de Dios estáperfectamente organizado y fue, es y
seguirá siendo primero que todos los otros gobiernos del mundo.
Los espíritus malos
no están ni en el cielo ni en la tierra, sino en los aires. Están encerrados en
prisiones aterradoras y andan buscando alguien o algo para salir de su
situación y poder manifestarse. El príncipe de la potestad del aire es Satanás.
Todo hombre está
sometido a la influencia o autoridad de uno de estos dos dominios. Uno te lleva
a la vida, a la verdad, a la prosperidad y la bendición; el otro te lleva a la
destrucción, el engaño y la muerte.
El dominio del bien
es gobernado por un solo Dios, un solo Señor, un solo Padre de todos, el Dios
vivo y verdadero., y lo que ofrece perdura, permanece, porque es eterno. El
dominio del mal es gobernado por Satanás y todos los espíritus malos. El mundo
está dominado por las tinieblas y lo que el mundo ofrece es placeres, deseos y
pasiones de corta duración, efímeros, que no permanecen.
El creador del
universo es Dios. Satanás y sus ángeles (espíritus malos, inmundos) no pueden
crear nada. El poder creador solo le pertenece a Dios. Satanás y los demonios
son imitadores de todo: simulan, encantan, engañan, destruyen, pero no pueden
crear nada.
Las cosas
espirituales se disciernen espiritualmente. Las carnales, se disciernen
carnalmente. Las cosas carnales pertenecen a este mundo, las espirituales son
eternas.
Jesucristo es la
imagen del Dios invisible. Dios se nos ha dado a conocer a través de Jesucristo
y se hizo hombre para establecer el gobierno, la autoridad, el poderío y el
reinado de Dios en la tierra. Los demonios reconocieron la autoridad de Jesús
desde el inicio de su vida publica (Mc. 1:21-27). El único que tiene poder
sobre los demonios es Jesús, y no resisten su nombre. Cuando se menciona su
nombre, tiemblan. Los demonios saben que Jesucristo es Dios. A Jesús le ha sido
otorgado el nombre sobre todo nombre, para que ante él todo sea sometido (Fl.
2:7-11).
Jesús gobierna sobre
cielos y tierra (II). A Jesús le ha sido otorgada toda autoridad sobre los
cielos y sobre la tierra (Mt. 28:18). La presencia de Jesús en la tierra activó
el mundo espiritual de las tinieblas para reconocer su autoridad (Cf. Mr. 1:23).
La autoridad de Jesús viene dada por el derramamiento de su sangre, por su
sacrificio en la cruz y por el poder de la resurrección, que lo levantó de
entre los muertos.
El único nombre dado
a los hombres por el que podamos ser salvos es Jesús. Es el Mediador único
entre Dios y los hombres.
Somos herederos de
la gracia por la sangre del nuevo pacto sellado en la cruz. Somos herederos de
vida eterna, porque la vida de Dios estaba en Jesús. El es la Vida, DADOR DE LA
VIDA Y SU DUENO UNICO. Lo demostró con pruebas fehacientes al resucitar de
entre los muertos.
Jesús es la luz del
mundo que ilumina a todo hombre que está en oscuridad. Está sentado en el trono
celestial, a la derecha del Padre, e intercede por nosotros cuando nos
convertimos en sus hijos por la fe en su nombre.
No podemos estar
bajo los dos dominios a la vez. El tibio lo vomita Dios. El que no está con el
está contra el. Es mejor estar bajo el dominio de Dios que bajo el de las
tinieblas. Conviene estar bajo bendición y no bajo maldición.
Para estar en
bendición, hay que confesar a Jesús como Señor de nuestras vidas, entregarle
todo, ofrendarle nuestra vida, así como el la entregó en acto de amor en la
cruz. Si no hay acto de entrega voluntaria, no hay gobierno del Rey sobre
nosotros. La libertad de elección es la muestra de que Dios es justo, amoroso y
misericordioso.
Es al hombre al que
corresponde elegir entre uno y otro dominio. Si nos sometemos a uno, seremos
esclavos, destinados a muerte y condenación eterna. Si nos entregamos a Jesús,
tendremos salvación, liberación, restauración y sanidad. Jesús nos dio el
ejemplo, para que sigamos sus huellas.
El camino hacia el
reino de Dios (III). Desde el inicio de su vida publica, el mensaje de Jesús
fue: “El reino de Dios ha llegado. Arrepiéntase y conviértanse” (Mc. 1:15). El
reino de Dios se establece en todo hombre que abre su corazón a Dios, y
reconoce su condición de pecador, estableciendo un propósito de cambiar de
actitud, de manera de ser, de pensamiento, para tener intenciones puras en su
corazón.
Jesús pasó por la
cruz para mostrarnos la manera de seguirle: para ganar la vida, hay que estar
dispuestos a perderlo todo, hay que dejar todo atrás, cargar con nuestra cruz y
seguirle.
Seguir a Jesús es
estar dispuestos a renunciar a nuestro yo, a nuestro ser carnal, al viejo
hombre dominado por Satanás, para que nazca en nosotros el nuevo hombre hecho a
semejanza del varón perfecto, con mente renovada, a la manera de Dios.
Jesús es el modelo a
seguir para llegar a Dios. El no cometió pecado ni hubo engaño en su boca. Ante
los que lo maltrataban, los bendecía. Aunque era inocente, no profirió
amenazas, sino que se entregó en sumisión a la voluntad del que lo había
enviado.
El camino hacia el
reino de Dios consiste en despojarse del ser carnal con que nacemos para
revestirnos de un nuevo hombre, por el espíritu, para que la vida que había en
Cristo por su justicia, abunde en nosotros por su gracia.
Dios se hace Rey en
todo hombre que decide avanzar hacia la perfección, dejar atrás sus fallas e
imperfecciones, para avanzar hacia la conquista de la ciudad celestial, donde
habita la justicia. Cuando estamos bajo el dominio del Rey, somos sus
representantes, embajadores suyos, con herencia de hijos por adopción,
coherederos juntamente con Cristo de las grandezas de su gloria.
Hay vida nueva para
los que anhelan revestirse de la corona del Rey, hay esperanza de salvación
para los llamados. Es el día de dejar atrás tu pasado y permitir que Dios
gobierne tu vida. Es día de echar a un lado todo lo que estorba que el reino de
Dios se establezca en nosotros. Hay un llamado de Dios para tu vida, que no
debe ser postergado; hay respuesta contundente a las grandes necesidades del
hombre, cuando dejemos que el creador del universo, el hacedor de todas las cosas,
gobierne nuestras vidas.
Este es un excelente articulo para entender como funciona realmente el mundo espiritual y el terrenal. Todos debemos entender e interpretar este mensaje para poder ver la gloria de Dios en nuestras vidas.
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