Lic Emilia de la Cruz |
Amado lector, te has puesto a pensar alguna vez en los
beneficios que como hijo de Dios heredas?.
Desde los inicios en el camino del Señor, hemos sido
instruidos para vivir de una manera diferente, esto es, amar al prójimo como te
amas a ti mismo, sobrellevad las cargas de los otros, caminar dos millas cuando
te han pedido una, poner la mejilla para una segunda bofetada, reconciliarte
con tu hermano antes que se oculte el sol, dad por gracia lo que por gracia has
recibido, … toma su cruz y sigue a
Cristo.
Ser cristiano es un reto, la meta es “hasta que todos
lleguemos…a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Ef 4:13). Todo
lo mencionado en el párrafo anterior
forma parte de tu carácter como cristiano, y el carácter es la marca que
te distingue de los demás; entonces ya no haces lo que la sociedad comúnmente
hace, sino lo que Cristo dijo que hiciera.
Para participar de los beneficios del reino es necesario
prepararse y esta preparación implica renunciar a los deseos de la carne y lo
vano; aun estando en el mundo no estamos sujetos a sus pasiones, no actuamos
conforme a lo que dicta el mundo, nos regimos por lo establecido por Dios mediante
su Palabra.
Entonces, aprendemos a valorar lo que tenemos y somos
felices con aquellas cosas que Dios nos ha permitido alcanzar, nos regocijamos
en el Señor en todo tiempo, puesto que nuestro gozo no depende de
circunstancias externas sino de Dios; tenemos salud porque El llevo nuestras
dolencias en la cruz del calvario y por su llaga fuimos curados; tenemos techo
y alimento, puesto que no hay justo desamparado ni su descendencia mendigara
pan; no tomamos venganza por nuestras propias manos, porque El pelea por
nosotros; llevamos liberación al cautivo, echando fuera demonios en su nombre;
nos pone en lugares altos, puesto que nos ha llamado a ser cabeza y no cola;
podemos entrar a la presencia del Señor y recibimos socorro oportuno y, al
morir heredamos la vida eterna en sus moradas donde todas las necesidades
quedan saciadas.
Eres cristiano? Vive como tal; no conoces al Señor
todavía, atrévete a acercarte confiadamente, ven con toda tu carga y El
cambiara el rumbo de tu vida y tendrás derecho a disfrutar de todos sus
beneficios terrenales y aun los celestiales.
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