Lic. Miguel Matos
Podría titular este mensaje: “El
Peligro de ser seducido por falsa doctrina”. Lea Apocalipsis 2:18-29 y verá que
el mismo Cristo advirtió a la Iglesia en contra de la doctrina de Jezabel:
“…porque permites aquella mujer Jezabel, que dice que es profetisa, enseñar y
engañar a mis siervos, a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos”
(Apocalipsis 2:20). La palabra griega para Jezabel es sinónimo de falsa
maestra. Claramente representa falsas doctrinas. Jesús aclara esto continuando:
“a cuantos no tienen esa doctrina.” (Ap. 2:24).
Hay una parte del pueblo de Dios
lleno de buenas obras y caridad, teniendo fe y paciencia. Pero los ojos de
Jesús aparecen entre ellos ardiendo como llamas de fuego. Con todo lo bueno y
loable que hay, existe algo muy peligroso que se lleva a cabo, algo tan
seductor, que Cristo advierte que enviará juicio y hará de ellos un ejemplo a
todas las iglesias. Algunos miembros de las iglesias estaban haciéndole el
juego a Satanás. Sus buenas obras, caridad, servicio, fe y paciencia fueron
opacadas por la seducción que estaban envueltos, seducción de una falsa
doctrina. Estaban bajo el encanto de una falsa doctrina, una enseñanza que vino
disfrazada como la verdadera Palabra, pero no lo era, de hecho, era maligna.
La seducción de los siervos de
Dios.
Cristo dijo que: “Mis siervos
están siendo seducidos.” Ministros, hemos llegado a esta condición peligrosa
que Cristo nos advirtió. Hay multitudes de pastores, maestros y evangelistas
completamente seducidos por el encanto de la doctrina de Jezabel. Estos
maestros que han sido seducidos están a la vez produciendo “hijos de la
seducción”. Enseñan fornicación y el consumo de la comida de los ídolos. Esto
es fornicación espiritual. Esto es comer la comida de las doctrinas demoníacas
que exculpan el pecado. Quiero decir en términos precisos que es peligroso
estar bajo una doctrina errónea. Una doctrina falsa puede condenarte más
prontamente que toda la lujuria y pecados de la carne.
Falsos predicadores y maestros
están enviando más personas al infierno que todos los vendedores de drogas,
alcahuetes y prostitutas juntos. Esto no es una exageración. Yo lo creo.
Multitud de cristianos mal dirigidos y engañados están cantando y alabando al
Señor en iglesias esclavizadas por falsa doctrina. Miles están con maestros que
enseñan doctrinas de demonios y al oírlos comentan: “¿No es esto maravilloso?”
Cristo no toma este asunto a la ligera.
Sus ojos están otra vez
taladrando la iglesia y ha venido a advertir y exponer esta doctrina y a salvar
a sus siervos de esta terrible seducción. Es mejor que reflexionemos seriamente
acerca de esto. Es muy importante la iglesia en la cual usted se congrega. Es
muy importante a quién esta usted escuchando. Es muy importante la enseñanza
que usted tiene en su corazón.
El pueblo de Dios se está
acercando y entregando a Satanás en todos los aspectos, al entregarse en las
manos de falsos maestros y promotores de falsas doctrinas. Entregarse a Satanás
evoca el pensamiento de adictos, alcohólicos, prostitutas, enfermos de SIDA y
de ateos que odian a Dios. ¡NO! Esto esta pasando en la iglesia, en reuniones
evangelísticas, en convenciones religiosas y en los grandes seminarios.
La marca de un cristiano
seducido es que es llevado de una parte a otra buscando nuevas y diferentes
enseñanzas. La Biblia advierte: “No os dejéis llevar de doctrinas diversas y
extrañas porque bueno es que el corazón haya sido afirmado en la gracia; no en
comidas, que nunca aprovecharon a los que se dedican a ellas.” (Hebreos 13:9).
No te dejes arrastrar de aquí y
de allá, llevado de sitio en sitio. No estamos hablando de esas pocas ocasiones
en que un creyente maduro va a escuchar a un verdadero siervo de Dios predicar
a Cristo y de arrepentimiento. Estamos hablando de correr de sitio en sitio, de
seminarios a convenciones, de iglesia en iglesia, de servicios evangelísticos a
servicios de sanidad divina, sin tener raíces en ningún sitio. Sus oídos
siempre están ansiosos de oír algo nuevo, sensacional, entretenido, y
placentero a la carne. Los tenemos en la iglesia de Times Square aquí en Nueva
York – callejeros, semillas humanas caídas, cabalgando en los vientos de las
doctrinas.
Esta clase no vuelve más aquí
porque nosotros nos negamos a darle lo que ellos quieren. Ellos quieren ser
halagados, y no reprendidos. Por lo tanto ellos vuelven a sus maestros – los
aduladores, los promotores del pensamiento positivo. Ellos se asemejan a los
atenienses quienes: “en ninguna otra cosa se interesaban, sino en decir o en
oír algo nuevo.” (Hechos 17:21). Pablo advirtió a Timoteo: “Porque vendrá el
tiempo cuando no soportarán la sana doctrina; sino que teniendo comezón de oír,
se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias.” (2 Ti. 4:3).
La doctrina de Cristo.
La marca de un creyente maduro
es la negativa a ser llevado por doquiera de todo viento de doctrina. (Efesios
4:14) Estos creyentes no pueden ser manipulados por ningún maestro. Ellos no
tienen necesidad de correr de aquí para allá porque están comiendo de la ROCA;
están creciendo en Cristo; están dándose banquete en pastos verdes. Ellos han
circuncidado sus oídos y han pesado a cada maestro, a cada doctrina, de acuerdo
a como se ajusta a la santidad de Cristo. Ellos pueden discernir todas las
doctrinas que son falsas y sienten repulsión por todas las nuevas y raras
enseñanzas. Conocen a Cristo. Ellos no serán conmovidos por la música, los
amigos, las personalidades, milagros, pero sí ¡por un hambre insaciable por la
pura Palabra de Dios!
Solamente hay dos doctrinas: la
de Cristo y la de Jezabel. Pablo dijo: “…que adornen en todo la doctrina de
Nuestro Salvador Dios.” (Tito 2:10). ¿Cuál es la doctrina de Cristo? La gracia
de Dios nos enseña: “que renunciando a la impiedad y a las pasiones mundanas,
vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente.” (Tito 2:12). La doctrina
de Cristo te hará conforme a la imagen de Cristo. Desenmascara todo pecado
oculto y todo anhelo de maldad.
¿Está tu maestro reprendiendo
con autoridad, hablándote y exhortándote a abandonar el pecado y derribar todos
los ídolos como él es instruido en Tito 2:7? ¿Estás aprendiendo a odiar el
pecado ardientemente? ¿O sales de la reunión de tu iglesia sin estar aún
convencido? El mensaje de la doctrina de Cristo es: “Así que, amados, ya que
tenemos tales promesas, limpiémonos de toda impureza de cuerpo y de espíritu,
perfeccionando la santidad en el temor de Dios.” (2 Co.7:1).
Muchos nos escriben diciendo:
“Nuestro pastor sigue diciendo: “Yo no estoy aquí para predicar en contra del
pecado, yo estoy aquí para ensalzar a Jesús. Nada de ésa prédica de condenación
desde éste púlpito, yo estoy aquí para quitar el miedo y la depresión a mi
pueblo.” Aún en los predicadores pentecostales hay dos extremos. Algunos
vociferan un evangelio duro, legalista, sin amor, y de obras; mientras que
otros predican acobardados en contra del pecado, mensajes sin contenido. Falso
amor y lágrimas de cocodrilo.
Algunos nos dicen: “Mi maestro
habla sobre santidad.” Pero yo no me refiero a meramente usar las palabras
“santo” y “piedad.” Yo me refiero a predicarlas con toda autoridad. Predicar la
doctrina de Cristo te bendecirá, te fortalecerá, y te animará, pero también te
convertirá totalmente al extremo que no podrás estar en ella y aún tener algún arraigo
por lujurias secretas.
La doctrina de Jezabel.
Vamos a mirar a esta doctrina de
demonios y veremos si tú estás en peligro de caer en ella. Hay tres marcas
distinguibles en la doctrina de Jezabel. Estas se encuentran en la Jezabel del
Antiguo Testamento, la madre y la personificación de falsas doctrinas. Jesús
hizo su nombre sinónimo de falsa doctrina. Es una doctrina que enseña que algo
malo puede ser bueno, que algo profano puede ser puro.
Jezabel en hebreo significa:
“casto, virtuoso, sin idolatría.” ¡Imagínense! La más impía, la más idólatra,
tramposa, odiosa mujer en toda la Biblia es llamada virtuosa y sin pecado. Algo
muy malo es llamado bueno. Pero irónicamente, ¿es casta? con signo de
interrogación; ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Cómo ella vino a ser casta? ¿Cuándo?
¿Dónde?
Y mira a Acab: “Acab hijo de
Omri hizo lo malo ante los ojos de Jehová, más que todos los que habían reinado
antes de él. Como si le fuera cosa liviana andar en los pecados de Jeroboam
hijo de Nabat, tomó por mujer a Jezabel hija de Etbaal, rey de los sidonios; y
fue, sirvió a Baal y lo adoró.” (1 Reyes 16:30-31). Acab quiere decir: “uno
semejante al padre”, o “marcado con la naturaleza de su padre.”
Jezabel representaba la falsa
doctrina y Acab es su víctima. La Biblia nos dice que no fue suficiente que
Acab tuviera un corazón inclinado al pecado y a la idolatría. El trae a su vida
la influencia satánica que lo arraiga al pecado. “No hubo realmente nadie como
Acab, que se vendiera para hacer lo malo ante los ojos de Jehová, pues su mujer
Jezabel lo incitaba.” (1 Reyes 21:25).
El mensaje es que la tendencia
de los cristianos que mantienen pecados y lujurias en secreto es abrazarse y
casarse con la doctrina falsa que solo los excitará y los confirmará en sus
pecados. Lo último que necesitaba Acab era una Jezabel. ¡Que peligroso! Ella
hizo resaltar de él lo peor, lo aumentó, y luego lo destruyó (a Acab). Así es
la falsa doctrina. Si existe en ti algún pecado, lujuria, mundanalidad, lo
último que necesitas es una doctrina que saque a relucir lo peor de ti. Cuando
David pecó con Betsabé, él no necesitó un falso profeta con un mensaje
alentador para decirle lo mucho que Dios lo amaba. El necesitó un profeta no
comprometido, Natán, con el dedo señalándole y clamando: “Tu eres el hombre.”
Aquellos que predican la
doctrina de Cristo demuestran al pueblo la diferencia entre lo santo y lo
profano, lo bueno y lo malo. No sale mezcla de sus labios. “Enseñarán a mi
pueblo a discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo impuro y lo puro” (Ezequiel
44:23).
Ezequiel denuncia a estos falsos
profetas que se enriquecen trayendo mensaje de justificar el pecado. “Porque en
medio de ella hay una conspiración de sus profetas; son como un león rugiente
que arrebata la presa. Devoran a la gente, se apoderan del patrimonio y de las
cosas preciosas, y multiplican sus viudas en medio de ellos. Sus sacerdotes
violan mi ley y profanan mis cosas sagradas. No hacen diferencia entre lo santo
y lo profano, ni enseñan a distinguir entre lo impuro y lo puro. Con respecto a
mis sábados esconden sus ojos, y he sido profanado en medio de ellos. Sus
profetas les han recubierto con cal. Ven vanidad y les adivinan mentira,
diciendo: “Así ha dicho el Señor Jehová, pero Jehová no ha hablado.” (Ezequiel
11: 25-28).
Como resultado, tenemos toda una
generación de jóvenes turbados que ni siquiera pueden reconocer lo maligno
cuando lo ven. Los falsos profetas los han engañado. A ellos se les dice que el
sexo extramatrimonial es bueno siempre y cuando se esté enamorado y se respete
a la otra persona. Predicadores y maestros han venido a ser los grandes
defensores del pecado en la nación.
La doctrina de Jezabel promueve
la codicia.
“Nabot respondió a Acab:
¡Guárdeme Jehová de darte la heredad de mis padres! Acab se fue a su casa
decaído y enfadado por las palabras que le había respondido Nabot de Jezreel,
quien le había dicho: “No te daré la heredad de mis padres.” Se acostó en su
cama, volvió su cara y no tomó alimentos. Jezabel, su mujer, fue a él y le
preguntó: – ¿Por qué está decaído tu espíritu, y no tomas alimentos? ¿Tú actúas
ahora como rey sobre Israel? ¡Levántate, toma alimentos, y alégrese tu corazón!
¡Yo te daré la viña de Nabot de Jezreel! (1 Reyes 21:1-7).
Escucha la doctrina de Jezabel:
Tú eres rey. El número uno. Tú tienes derechos. Que nada te detenga en obtener
lo que desees. Ella le dijo a Acab: “alégrate, regocíjate, yo la obtendré por
ti.” Esta es la doctrina de la prosperidad en síntesis: No te apures. No te
sientas triste o acongojado por esos deseos que te están comiendo por dentro.
Yo lo conseguiré para ti. Al igual que los métodos engañosos que usa Jezabel,
estas doctrinas tuercen y usan incorrectamente la Palabra.
El gran engaño en la iglesia
moderna es el uso de la Palabra de Dios para ponerle una etiqueta de aprobado a
la codicia. En su faz, la doctrina de Jezabel trabaja. (Véase 1 de Reyes
21:14-16). Le consiguió a Acab lo que quería. El se posesionó de sus derechos
porque cuando un hombre era apedreado por alta traición al rey, sus derechos
revertían al rey. Nunca ha habido duda que para muchos, esta doctrina de
prosperidad funciona. Como Acab, ellos están disfrutando de sus posesiones.
Pero Acab no podía disfrutarla
plenamente porque un impertinente profeta de Dios se lo impedía. Aconteció que
vino la palabra de Jehová a Elías el tesbita, diciendo: “Levántate, desciende
al encuentro de Acab, rey de Israel, que reside en Samaria. He aquí que está en
la viña de Nabot, a donde ha descendido para tomar posesión de ella. Le
hablarás diciendo: Así ha dicho Jehová: ¿Has asesinado y también has tomado
posesión? Luego le hablarás diciendo: Así ha dicho Jehová: En el lugar donde
los perros lamieron la sangre de Nabot, los perros lamerán también tu sangre,
tu misma sangre. Acab dijo a Elías: ¿Así que me has encontrado, enemigo mío?”
El respondió: “Te he encontrado, porque te has vendido para hacer lo malo ante
los ojos de Jehová.” (1 Reyes 21:17-20).
Imagínense a Acab paseando
alrededor de su nueva posesión, diciendo: ¡No es la vida maravillosa, Ah
Jezabel! Puede que no esté de acuerdo con sus métodos, pero hace lo que dice.
Pero siguiendo inflexiblemente sus pasos está el profeta Elías. Acab,
perturbado, reacciona. El sabía lo que le venía. Su conciencia le dijo: “Me has
hallado enemigo mío.”
Así también es hoy en día, Dios
ha enviado profetas a todas partes de esta tierra, clamando a viva voz,
denunciando la doctrina del materialismo de Jezabel, haciéndole bien incómodo a
los cristianos el disfrute de los entretenimientos y pertenencias. Estos se han
alineado a la doctrina. No lo pueden ver, pero el pecado esta detrás de todo
esto. Cada vez que trueno en contra de la doctrina de la prosperidad, siento el
espíritu y poder de Elías sobre mi. Vas a oír más y más la exposición de la
doctrina de Jezabel. Por doquiera voces proféticas se oirán claramente
clamando: “Pecado. Estás poseído porque te has alineado al pecado.”
Jezabel odia a los profetas de
Dios.
Y Acab dio a Jezabel la nueva de
todo lo que Elías había hecho, y de como había matado a espada a todos los
profetas. Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero diciendo: “Así me hagan
los dioses, y aún me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona
como la de uno de ellos.” (1 Reyes 19:1-2).
Los cristianos atados por la
doctrina de Jezabel no tienen ninguna estima por los profetas de Dios. Están
entenebrecidos, como Jezabel lo estuvo, inconmovible, como cuando Acab le
contaba detalladamente el maravilloso despliegue de autoridad sobrenatural en
el Monte Carmelo. Escuchen a Acab: “Pero Jezabel, es posible que nosotros
necesitemos oír. Yo lo vi con mis propios ojos. Nuestros profetas alborotaban y
bailaban por horas, pero no había poder. Elías solo habló Palabra de Dios y el
fuego descendió. Por todas partes había personas arrepintiéndose. Le daban la
espalda a la idolatría. Dios envió un avivamiento de santidad.” Pero Jezabel no
fue impresionada. Al contrario, fue más endurecida.
Así es ahora. Los maestros de la
doctrina de Jezabel y aquellos igual a Acab, que son sus víctimas, no están
abiertos a, ni convencidos del Espíritu Santo, ni del mensaje del
arrepentimiento y de santidad. Lo oyen, y entonces siguen su camino, con más
determinación que antes, en sus doctrinas. No hay temor de Dios ante sus ojos.
La señal más elocuente de un
maestro falso y de la doctrina de Jezabel es hacer caso omiso a las
advertencias proféticas y el rechazo de oír acerca del juicio. Lo tildan de
confusión y perdición. Se ríen, mofan y lo ridiculizan. No tienen respeto por
señales adversas. Jeremías dice que esos pastores son ciegos y mudos. El Señor
dice: “Pero no escucharon ni inclinaron su oído, sino que caminaron en la
dureza de su malvado corazón, según sus propios planes. Caminaron hacia atrás y
no hacia adelante” (Jeremías 7:24).
Esos que enseñan la doctrina de
Jezabel reclaman ser profetas. Pero hay una prueba para verdaderos y falsos
profetas. Los profetas de Jezabel solo profetizan buenas cosas, paz y
prosperidad. “Todos ellos son para mí como Sodoma, y sus habitantes como
Gomorra. Por tanto, así ha dicho y en los profetas de Jerusalén he visto algo
horrible: Cometen adulterio, andan en la mentira y fortalecen las manos de los
malhechores, de manera que ninguno se convierta de su maldad. Por tanto así ha dicho Jehová de
los ejércitos acerca de los profetas: He aquí que les hará comer ajenjo y les
hará beber aguas envenenadas, porque de los profetas de Jerusalén ha salido la
corrupción a todo el país.” “Así ha dicho Jehová de los Ejércitos: No escuchéis
las palabras de los profetas que os profetizan. Ellos os llenan de vanas
esperanzas, hablan visión de su propio corazón, no de la boca de Jehová.
Continuamente dicen a los que desprecian la palabra de Jehová: tendrán paz. Y a
cualquiera que anda tras la porfía de su corazón dicen: No vendrá el mal sobre
vosotros.” (Jeremías 23:14-17). Ellos no ayudan a nadie a salir de la maldad.
Hablan vanidades, y actúan tontamente desde el púlpito. ¡Son payasos!
El pacto de Acab con el mundo.
Acab se arrepintió por la
prédica de Elías. El mensaje de Elías conmovió profundamente a Acab. Rasgó sus
vestidos y caminó en humildad por un tiempo. Dios lo catalogó de
arrepentimiento. “ve como Acab se ha humillado delante de mi.” (1 Reyes 21:29).
Desde ese día en adelante él podía mirar atrás y decir: ¿Arrepentimiento? Sí.
Bajo la predicación de ese gran profeta de Dios, Elías, en mi jardín en
Jezreel. Para él fue una sola experiencia, no un diario caminar.
No duró mucho. El problema era
que él había hecho un pacto con el mundo. Estaba de acuerdo con el pecado. El
había venido a ser hermano y amigo del mundo. Hermano quiere decir aquí:
afinidad, uno igual a mí; uno al que yo respeto. El había pactado con lo que
Dios había maldecido. Y hoy en día hay arrepentimiento, aunque verdadero, muy
superficial. Pero volverás atrás si no hay un rompimiento completo con el
mundo.
Acab reclamaba que amaba la
verdad, pero muy dentro de sí, él odiaba ser reprendido. Acab y Josafat iban a
ir a la guerra con los sirios. Cuatrocientos falsos profetas estaban
prediciendo el triunfo. “Ve y prosperarás. Tú puedes.” Y allí estaba el único y
solitario profeta en contra de los cuatrocientos falsos profetas.
Escuchen a Acab demandando la
verdad: “Y Micaías respondió: Vive Jehová que lo que Jehová me hablare, eso
diré.” Vino pues al rey, y el rey le dijo: “Micaías, ¿iremos a pelear contra
Ramot de Galaad, o la dejaremos?” El le respondió: “Sube y serás prosperado, y
Jehová la entregará en manos del rey.” Y el rey le dijo: “¿Hasta cuantas veces
he de exigirte que no me digas sino la verdad en el nombre de Jehová?” (1 Reyes
22:14-16). Sin embargo, en su corazón, él no la quería oír – la odiaba. Por lo
tanto encarceló al profeta.
Pastores, maestros y la
congregación de hoy en día dicen: “Queremos sólo la verdad. Predicada y
enseñada como es. No importa como duela.” Pero en su corazón algunos están
molestos e incómodos. La Palabra es muy fuerte, muy dura. No la pueden
resistir. Acab estaba completamente ajeno al hecho que estaba siendo guiado por
espíritu de mentira.
Este espíritu de mentira no era
de Dios, pero sí estaba bajo su autoridad. Espíritus malignos de mentira tienen
que obedecer su Palabra. No son de Dios, pero son enviados por Dios. “Ahora
pues, he aquí que el Señor ha puesto un espíritu de mentira en la boca de todos
estos tus profetas, porque Jehová ha decretado el mal con respecto a ti.” (1
Reyes 22:23).
Este espíritu de mentira hizo
que Zedequías, un falso profeta, declarara que el espíritu de Dios estaba sobre
él. El espíritu de mentira en él podía honestamente declarar: “El Señor me
envió.” Los espíritus de mentira son muy persuasivos. “Tu los persuadirás.” (1
Reyes 22:22). Acab estaba ahora convencido que estaba oyendo la voz de Dios y
que regresaría victorioso.
Cristianos atados por la
doctrina de Jezabel están ciento por ciento seguros que ellos están en la
verdad. No pueden ver el engaño. Acab no se puso a pensar: “Micaías está en lo
cierto. El tiene la mente de Dios. Los cuatrocientos profetas son falsos, ellos
no tienen Palabra de Dios. No. El subió completamente convencido, completamente
engañado, totalmente seducido. Estaba convencido que Micaías estaba en un
error, y que los cuatrocientos estaban en lo correcto.
¿Por qué caen algunos cristianos
en este tipo de engaño?
“He aquí, vosotros confiáis en
palabra de mentira, que no aprovecha. Hurtando, matando, adulterando, jurando
en falso, quemando incienso a otros dioses y andando tras dioses extraños que
no conocisteis, ¿vendréis y os pondréis delante de mí en esta casa sobre la
cual es invocado mi nombre, y diréis: ‘Librados somos’ para seguir haciendo
estas abominaciones? (Jeremías
7:8-10).
He aquí la respuesta: El asirse
a algún pecado, a algún ídolo secreto en el corazón. La justificación para
algún pecado. El caminar con el mundo. Una hermandad con el mundo. Entonces
vienen a la casa de Dios jactándose: “Yo no estoy condenado.” Esto es una
invitación sin restricciones a los espíritus de mentira.
No hay comentarios:
Publicar un comentario