Pastor Luis Reyes |
GENERALIDADES
La iglesia local es el resultado
de la multiforme sabiduría de Dios en Cristo. El pensador cristiano la califica
de un pueblo llamado a vivir un compañerismo incendiario, una devoción
sobrenatural y a producir una transformación radical en la comunidad, a través
de la predicación del evangelismo de Jesucristo, y del ejercicio de un
testimonio positivo de fe, irradiando luz en medio de la comunidad (familiares,
vecinos, amigos y relacionados). Toda iglesia local puede revivir, cuando
adopta una visión para el hombre de hoy (el hombre del siglo XXI, que es un
siglo muy de los sentidos); toda iglesia debe ejecutar visión efectiva en el
servicio de jóvenes y, en los ministerios de hombres y mujeres; ministrando
conforme a las necesidades una palabra fresca, ministradora y fiel al texto, y al contexto bíblico.
En cuanto a las celebraciones de
los domingos: un fluir del Espíritu en la adoración y buena palabra de Dios,
trigo y no paja. Conforme a las necesidades: ministrar sanidad, consolación,
edificación, liberación y paz de Dios. Un fluir que responda a una visión
creativa. Velocidad y cambio, servicios frescos, una atmósfera bonita, amorosa
y acogedora.
Hacer de la iglesia local una
clase de iglesia donde todos los miembros trabajen en la obra del Señor. Una
comunidad sólida, que sean uno como el Hijo y el Padre son uno (Jn. 17; 21:22);
que haya buena comunicación y que no se alejen de la comunidad con el progreso
(compran casas, nuevos negocios, viajan, se ocupan en actividades productivas,
etc.), y se mantengan como uno. Las iglesias locales deben ser claras,
transparentes y abiertas; evitar los secretos bien guardados. Hay iglesias con
muchos secretos; sin embargo, la iglesia de Cristo debe ser una casa de cristal
(Fil. 4:8-9).
LA IGLESIA LOCAL
Tenemos que dejar el mapa
antiguo de que las personas tienen que ser como nosotros creemos, hay que dejar
el mapa antiguo, a cada quien Dios lo llama de diversas maneras, nuestro
compromiso es enseñar lo que la Biblia dice, y permitir al Espíritu Santo
moldear a cada creyente. Para llegar a los corazones de la gente es necesario
usar la Biblia, que es el instrumento por excelencia del Espíritu Santo.
Por otro lado, en los países
católicos como el caso de la República Dominicana, la iglesia local y nacional
necesita mucho poder del Espíritu Santo y visión clara para ministrar las
necesidades. Hay cristianos tóxicos, con corazones oscuros en la iglesia local
y eso afecta la espiritualidad de los congregados. Por tal razón, los enfermos
deben de ser sanados. La historia gira por la voluntad de Dios, la visión es
una posibilidad que está en Dios, para quien no hay nada imposible (Lc. 1:37).
Las iglesias de visión conocen
la voluntad de Dios, están en la posibilidad de Dios, por cuanto para Dios todo
es posible, y tienen un pastor con profunda pasión y devoción. Josué tenia un
mapa de Canaán, para la misión de conquista. No debemos guiarnos por nuestro
propio mapa, sino por el que ya trajo Cristo, el vencedor, y que el Espíritu
Santo nos enseña (Pr. 20:18; Jn. 16). Cualquier decisión a tomar debe
fundamentarse en el triunfo de Cristo.
Univisión: es una sola visión.
División: dos visiones. En una iglesia debe primar una visión, la visión del
pastor y de los oficiales secundarios.
La gran tentación de Satanás, en
la iglesia local, es incitar a combatirle con sus propias armas, y no con las
de Cristo. La gran tentación de la oveja frente al ataque del lobo es querer
convertirse en lobo para defenderse. Juan Crisóstomo dijo: “Mientras sigamos
siendo ovejas venceremos, pero en cuanto somos lobos, nos derrotan; pues
perdemos el apoyo del pastor, que no alimenta a los lobos, sino a las ovejas”.
El liderazgo de la iglesia local
debe ser positivo, tener un corazón extendido, alejado de negatividades y
reclamos insensatos; deben cuidarse de glorificar la sin razón. Mantenerse en
espíritu de fe, porque el creyente está llamado al amor, al servicio, a la fe y
a la compasión. Una vida cristiana templada y de carácter del liderazgo, se
refleja en la iglesia local con buenos resultados. La solidaridad con la visión
pastoral se aprende y se cultiva. Aleja de la inconformidad y el desacuerdo con
los planes de la congregación.
La unidad en la visión trae
frescura, hermosura en el compañerismo, presencia de Dios, compromiso con la
misión de la iglesia; trae prosperidad financiera, gozo y mucha sanidad
interior en los corazones cristianos. Concita la creación de una atmósfera
fresca y estable, donde el Espíritu Santo se moverá libremente con guianza y
dirección, dones, talentos, capacidades, y el llamamiento de hombres y mujeres
al ejercicio del ministerio.
EN CUANTO AL PASTOR
Una iglesia local se establece
por la gracia de Dios en Cristo Jesús, mediante la acción del Espíritu Santo en
los dones del pastor. Por su sello, particularidades, talentos, gracia, unción,
capacidades y corazón de pastor. El pastor tiene que concentrarse en alimentar,
restaurar, edificar, alentar, consolar, orientar y sanar a la congregación. La
reprensión es un derecho pastoral que debe ser ejercido en su momento, y no
continuamente, para no llevar a la congregación a la exasperación y al
desánimo. El pastor que solo habla y predica atacando lo malo, y nunca le dice
a la gente cómo hacer las cosas bien, y dar esperanza, quedará estancado. El
pastor de la iglesia local debe tener pasión, ser diligente y activo siervo de
Dios. Debe tener buena relación con Dios, relación que hace a los pastores
obreros poderosos. Pastores renovados.
Cuando una iglesia que escucha
el mensaje de un pastor feliz, reacciona con felicidad y alegría. Cuando un
pastor tiene una convicción de que Dios lo llamó, el Espíritu Santo le imprime
seguridad, una convicción de certeza, y así ministra lo de Dios con buenos
resultados.
Si el pastor es predicador feliz
y gozoso, la iglesia también será impactada por el gozo de su ministro. Detrás
de un pastor de éxito siempre hay varias etapas tristes. (el éxito es la unidad
con Dios, y haber mantenido un testimonio fiel por muchos años, la solidez del
matrimonio y la familia, y una congregación estable en su espiritualidad, sin
producir escándalos a la fe, donde los creyentes han crecido). Las lágrimas
levantan el ministerio de Dios; frente a una vida difícil y un ministerio
difícil, hay que derramar lagrimas delante de Dios. Aunque los laicos
descansen, los pastores debemos estar de rodillas en la presencia de Dios. Un
pastor que ama al Señor y vive de rodillas llama muchas bendiciones para la
congregación.
Escuchando la oración, Dios
creará un camino para la solución de problemas y necesidades, y los pastores
sabemos que nuestras lagrimas cuentan en su presencia. Las lágrimas de los
pastores cubren a los miembros. El pastor debe ser un instrumento limpio para
Dios, un pastor de lágrimas, que trabaje con el Espíritu Santo. Dios respalda a
los pastores que ministran por las lágrimas. Las bendiciones de Dios a una
iglesia local, son bendiciones al ministerio del pastor, quien es el primer
oficial de la iglesia local. Los pastores con dones auténticos fueron llamados
por Dios y no por la gente. Cuando muchos solo hablan de nuestros defectos,
Dios nos ama. Los pastores tenemos que cultivar mucho la paciencia, la
mansedumbre, la humildad, la justicia, y el amor. Saber esperar es una virtud
muy necesaria en la obra de Dios. Donde otros desesperan, los pastores debemos
estar tranquilos y reposados, y devolverle a Satanás con el fruto del Espíritu.
Una respuesta a cada situación con justicia y amor. Nunca debemos usar las
armas de la oscuridad para salir adelante y alcanzar los proyectos de la obra
de Dios.
Los pastores se cansan de las
infidelidades de la gente; si la siguen y la ponen en sus corazones, explotan
como un montante. Los pastores sin experiencia en la obra de Dios, se presionan
demasiado con el crecimiento de la iglesia que pastorean. El crecimiento lo da
Dios, no es un guión metódico. El crecimiento no procede de una estrategia, ni
es un método; el Espíritu Santo convence a los hombres de pecado, justicia y
juicio, cuando predicamos a Jesucristo bien predicado. Pastores, nuestras
iglesias crecerán haciendo como la Biblia dice, pero en el reposo de Dios. No
necesitamos conquistar miembros de otras iglesias, lo que no es justo, ni
ético. A los pastores nos recompensará el Señor, no el hombre. Continuemos
trabajando por su obra con entusiasmo y pasión. Porque al Señor servimos, en
aquel día el reconocerá nuestro trabajo sincero delante del Padre y de sus
santos ángeles, y nos coronará con la Corona incorruptible de Gloria (1P. 5:3).
El pastor de llamado autentico,
que vive bajo el manto de la unción de Dios y que tiene revelación de la
Palabra, verá en su ministerio manifestaciones de apoyo y solidaridad de
hermanos fieles. Pero también, manifestaciones de rebeldía y desamor de
algunos, que han sido mordidos por la serpiente antigua. Muchos cristianos de
esta generación no han aprendido a tratar con la autoridad de Dios, lo que es
evidente en su inconducta contra las autoridades delegadas de Dios en la
iglesia local, tales como el pastor, los oficiales secundarios y los líderes de
área del sistema administrativo e institucional de la iglesia local. Con Dios
hay que saber tratar en todas las aristas de su reino.
Escuché a un pastor coreano
predicar que, en Corea del Sur, muchas mujeres dicen que no se van a casar y
terminan casándose; comerciantes que dicen que no se está vendiendo nada, pero
se les ve el progreso con la amplitud del negocio. En tanto, muchos
envejecientes dicen que ya se van a morir, pero se muere mucha gente y ellos
siguen vivos. De igual manera pastores dicen que no hablarán mucho al predicar
o dar un saludo, y usan un gran tiempo. Y como si nada, terminan habiendo
olvidado que dijeron que serian breves. Dijo el pastor coreano: si un pastor dice
que será breve… no le crean… ¡Ah! ¡Pero eso es en Corea del Sur, no en la
República Dominicana!
REFLEXION
FINAL
La iglesia local es el resultado
de la multiforme sabiduría de Dios Padre, quien es el gran ideólogo de la
historia de salvación en Cristo Jesús. Razón por la cual, el Padre ve la
iglesia perfecta, por la obra de redención realizada por el Hijo eterno, el
hombre perfecto. La imperfección en la iglesia es la de los hombres que hemos
sido llamados por Dios a esta gracia de salvación, con la promesa de que “el
que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de
Jesucristo (Fil.
1:6).
Resta que procuremos alcanzar la
estatura cimera de varón perfecto, (Ef. 4:13). A la que Dios nos llama, a fin
de que su propósito sea cumplido, en los creyentes, en la iglesia local. Gracia, misericordia
y paz de Dios.
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