jueves, 20 de marzo de 2014

PARTICULARIDADES DE LA IGLESIA LOCAL

Pastor Luis Reyes
GENERALIDADES
La iglesia local es el resultado de la multiforme sabiduría de Dios en Cristo. El pensador cristiano la califica de un pueblo llamado a vivir un compañerismo incendiario, una devoción sobrenatural y a producir una transformación radical en la comunidad, a través de la predicación del evangelismo de Jesucristo, y del ejercicio de un testimonio positivo de fe, irradiando luz en medio de la comunidad (familiares, vecinos, amigos y relacionados). Toda iglesia local puede revivir, cuando adopta una visión para el hombre de hoy (el hombre del siglo XXI, que es un siglo muy de los sentidos); toda iglesia debe ejecutar visión efectiva en el servicio de jóvenes y, en los ministerios de hombres y mujeres; ministrando conforme a las necesidades una palabra fresca, ministradora y fiel al  texto, y al contexto bíblico.

En cuanto a las celebraciones de los domingos: un fluir del Espíritu en la adoración y buena palabra de Dios, trigo y no paja. Conforme a las necesidades: ministrar sanidad, consolación, edificación, liberación y paz de Dios. Un fluir que responda a una visión creativa. Velocidad y cambio, servicios frescos, una atmósfera bonita, amorosa y acogedora.

Hacer de la iglesia local una clase de iglesia donde todos los miembros trabajen en la obra del Señor. Una comunidad sólida, que sean uno como el Hijo y el Padre son uno (Jn. 17; 21:22); que haya buena comunicación y que no se alejen de la comunidad con el progreso (compran casas, nuevos negocios, viajan, se ocupan en actividades productivas, etc.), y se mantengan como uno. Las iglesias locales deben ser claras, transparentes y abiertas; evitar los secretos bien guardados. Hay iglesias con muchos secretos; sin embargo, la iglesia de Cristo debe ser una casa de cristal (Fil. 4:8-9).

LA IGLESIA LOCAL
Tenemos que dejar el mapa antiguo de que las personas tienen que ser como nosotros creemos, hay que dejar el mapa antiguo, a cada quien Dios lo llama de diversas maneras, nuestro compromiso es enseñar lo que la Biblia dice, y permitir al Espíritu Santo moldear a cada creyente. Para llegar a los corazones de la gente es necesario usar la Biblia, que es el instrumento por excelencia del Espíritu Santo.

Por otro lado, en los países católicos como el caso de la República Dominicana, la iglesia local y nacional necesita mucho poder del Espíritu Santo y visión clara para ministrar las necesidades. Hay cristianos tóxicos, con corazones oscuros en la iglesia local y eso afecta la espiritualidad de los congregados. Por tal razón, los enfermos deben de ser sanados. La historia gira por la voluntad de Dios, la visión es una posibilidad que está en Dios, para quien no hay nada imposible (Lc. 1:37).

Las iglesias de visión conocen la voluntad de Dios, están en la posibilidad de Dios, por cuanto para Dios todo es posible, y tienen un pastor con profunda pasión y devoción. Josué tenia un mapa de Canaán, para la misión de conquista. No debemos guiarnos por nuestro propio mapa, sino por el que ya trajo Cristo, el vencedor, y que el Espíritu Santo nos enseña (Pr. 20:18; Jn. 16). Cualquier decisión a tomar debe fundamentarse en el triunfo de Cristo.

Univisión: es una sola visión. División: dos visiones. En una iglesia debe primar una visión, la visión del pastor y de los oficiales secundarios.

La gran tentación de Satanás, en la iglesia local, es incitar a combatirle con sus propias armas, y no con las de Cristo. La gran tentación de la oveja frente al ataque del lobo es querer convertirse en lobo para defenderse. Juan Crisóstomo dijo: “Mientras sigamos siendo ovejas venceremos, pero en cuanto somos lobos, nos derrotan; pues perdemos el apoyo del pastor, que no alimenta a los lobos, sino a las ovejas”.

El liderazgo de la iglesia local debe ser positivo, tener un corazón extendido, alejado de negatividades y reclamos insensatos; deben cuidarse de glorificar la sin razón. Mantenerse en espíritu de fe, porque el creyente está llamado al amor, al servicio, a la fe y a la compasión. Una vida cristiana templada y de carácter del liderazgo, se refleja en la iglesia local con buenos resultados. La solidaridad con la visión pastoral se aprende y se cultiva. Aleja de la inconformidad y el desacuerdo con los planes de la congregación.

La unidad en la visión trae frescura, hermosura en el compañerismo, presencia de Dios, compromiso con la misión de la iglesia; trae prosperidad financiera, gozo y mucha sanidad interior en los corazones cristianos. Concita la creación de una atmósfera fresca y estable, donde el Espíritu Santo se moverá libremente con guianza y dirección, dones, talentos, capacidades, y el llamamiento de hombres y mujeres al ejercicio del ministerio.

EN CUANTO AL PASTOR
Una iglesia local se establece por la gracia de Dios en Cristo Jesús, mediante la acción del Espíritu Santo en los dones del pastor. Por su sello, particularidades, talentos, gracia, unción, capacidades y corazón de pastor. El pastor tiene que concentrarse en alimentar, restaurar, edificar, alentar, consolar, orientar y sanar a la congregación. La reprensión es un derecho pastoral que debe ser ejercido en su momento, y no continuamente, para no llevar a la congregación a la exasperación y al desánimo. El pastor que solo habla y predica atacando lo malo, y nunca le dice a la gente cómo hacer las cosas bien, y dar esperanza, quedará estancado. El pastor de la iglesia local debe tener pasión, ser diligente y activo siervo de Dios. Debe tener buena relación con Dios, relación que hace a los pastores obreros poderosos. Pastores renovados.

Cuando una iglesia que escucha el mensaje de un pastor feliz, reacciona con felicidad y alegría. Cuando un pastor tiene una convicción de que Dios lo llamó, el Espíritu Santo le imprime seguridad, una convicción de certeza, y así ministra lo de Dios con buenos resultados.

Si el pastor es predicador feliz y gozoso, la iglesia también será impactada por el gozo de su ministro. Detrás de un pastor de éxito siempre hay varias etapas tristes. (el éxito es la unidad con Dios, y haber mantenido un testimonio fiel por muchos años, la solidez del matrimonio y la familia, y una congregación estable en su espiritualidad, sin producir escándalos a la fe, donde los creyentes han crecido). Las lágrimas levantan el ministerio de Dios; frente a una vida difícil y un ministerio difícil, hay que derramar lagrimas delante de Dios. Aunque los laicos descansen, los pastores debemos estar de rodillas en la presencia de Dios. Un pastor que ama al Señor y vive de rodillas llama muchas bendiciones para la congregación.

Escuchando la oración, Dios creará un camino para la solución de problemas y necesidades, y los pastores sabemos que nuestras lagrimas cuentan en su presencia. Las lágrimas de los pastores cubren a los miembros. El pastor debe ser un instrumento limpio para Dios, un pastor de lágrimas, que trabaje con el Espíritu Santo. Dios respalda a los pastores que ministran por las lágrimas. Las bendiciones de Dios a una iglesia local, son bendiciones al ministerio del pastor, quien es el primer oficial de la iglesia local. Los pastores con dones auténticos fueron llamados por Dios y no por la gente. Cuando muchos solo hablan de nuestros defectos, Dios nos ama. Los pastores tenemos que cultivar mucho la paciencia, la mansedumbre, la humildad, la justicia, y el amor. Saber esperar es una virtud muy necesaria en la obra de Dios. Donde otros desesperan, los pastores debemos estar tranquilos y reposados, y devolverle a Satanás con el fruto del Espíritu. Una respuesta a cada situación con justicia y amor. Nunca debemos usar las armas de la oscuridad para salir adelante y alcanzar los proyectos de la obra de Dios.

Los pastores se cansan de las infidelidades de la gente; si la siguen y la ponen en sus corazones, explotan como un montante. Los pastores sin experiencia en la obra de Dios, se presionan demasiado con el crecimiento de la iglesia que pastorean. El crecimiento lo da Dios, no es un guión metódico. El crecimiento no procede de una estrategia, ni es un método; el Espíritu Santo convence a los hombres de pecado, justicia y juicio, cuando predicamos a Jesucristo bien predicado. Pastores, nuestras iglesias crecerán haciendo como la Biblia dice, pero en el reposo de Dios. No necesitamos conquistar miembros de otras iglesias, lo que no es justo, ni ético. A los pastores nos recompensará el Señor, no el hombre. Continuemos trabajando por su obra con entusiasmo y pasión. Porque al Señor servimos, en aquel día el reconocerá nuestro trabajo sincero delante del Padre y de sus santos ángeles, y nos coronará con la Corona incorruptible de Gloria (1P. 5:3).

El pastor de llamado autentico, que vive bajo el manto de la unción de Dios y que tiene revelación de la Palabra, verá en su ministerio manifestaciones de apoyo y solidaridad de hermanos fieles. Pero también, manifestaciones de rebeldía y desamor de algunos, que han sido mordidos por la serpiente antigua. Muchos cristianos de esta generación no han aprendido a tratar con la autoridad de Dios, lo que es evidente en su inconducta contra las autoridades delegadas de Dios en la iglesia local, tales como el pastor, los oficiales secundarios y los líderes de área del sistema administrativo e institucional de la iglesia local. Con Dios hay que saber tratar en todas las aristas de su reino.

Escuché a un pastor coreano predicar que, en Corea del Sur, muchas mujeres dicen que no se van a casar y terminan casándose; comerciantes que dicen que no se está vendiendo nada, pero se les ve el progreso con la amplitud del negocio. En tanto, muchos envejecientes dicen que ya se van a morir, pero se muere mucha gente y ellos siguen vivos. De igual manera pastores dicen que no hablarán mucho al predicar o dar un saludo, y usan un gran tiempo. Y como si nada, terminan habiendo olvidado que dijeron que serian breves. Dijo el pastor coreano: si un pastor dice que será breve… no le crean… ¡Ah! ¡Pero eso es en Corea del Sur, no en la República Dominicana!

REFLEXION FINAL
La iglesia local es el resultado de la multiforme sabiduría de Dios Padre, quien es el gran ideólogo de la historia de salvación en Cristo Jesús. Razón por la cual, el Padre ve la iglesia perfecta, por la obra de redención realizada por el Hijo eterno, el hombre perfecto. La imperfección en la iglesia es la de los hombres que hemos sido llamados por Dios a esta gracia de salvación, con la promesa de que “el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo (Fil. 1:6).

Resta que procuremos alcanzar la estatura cimera de varón perfecto, (Ef. 4:13). A la que Dios nos llama, a fin de que su propósito sea cumplido, en los creyentes, en la iglesia local. Gracia, misericordia y paz de Dios. 

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