En muchas ocasiones
vienen a mi memoria los tiempos en que un grupo de jóvenes muy valiosos de mi
entorno en el ensanche Bermúdez de Santiago se constituyeron en la plataforma
cultural que marcaron el tránsito de la vida en ese entonces, mediante el Club
Luz y Progreso.
Podría
mencionar a personalidades de ese linaje especial que hoy es futuro de la
Patria, Papín Domínguez, Élido Reyes, Nélson Cerda, Carlos Márquez, Juan
Torres, Nicacio Pérez, Miguel Farías Brito, Andrés Brito, Manolo Martínez, Luis
Brito{Piche}, Juan Fernando Hernández, Ricardo Vásquez- Cayín- primer
presidente del Club Luz y Progreso, entre otros que se hicieron columnas de
superación permanente en el arte y la cultura, cabe mencionar también a Pericle
Colón y Santiago Brito, que aunque ya no se encuentran entre nosotros, debemos
reconocer que fueron seres humanos inconmensurables e irrepetibles.
No olvido el
momento cuando el destacado periodista Adriano de la Rosa, en aquel tiempo
estudiante de medicina de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, impregnado,
enamorado e inspirado de un fervor de servicio a la juventud, decidió formar el
grupo de poesía coreada en el Club Luz y Progreso, institución que fue
vanguardia y baluarte de los más nobles ideales de la comunidad, de Santiago y
todo el País.
La poesía
coreada, desconocida en el medio para esa época, impactó de forma muy positiva
esa etapa de la vida que empieza en la pubertad y se extiende a los comienzos
de la edad adulta.
El barrio
vivió por medio de este movimiento un período brillante en el arte de la
declamación, el teatro, los deportes, y todo el que hacer propio de una entidad
cuyo lema era: "aferrados a la cultura romperemos las cadenas del
oscurantismo".
El Club Luz y
Progreso fue victorioso en el deporte amateur y profesional, Darío Hidalgo,
Nany Marrero, Juan Guzmán quien fue campeón mundial mini- mosca, Bernardo Díaz,
Ignacio Espinal, y otros boxeadores formaron parte de ese mover progresista en
el barrio, brillantes no solo en la nación sino en el mundo.
Pero además,
el País recibió, fruto de ese trabajo hecho por el Club Luz y Progreso, a
médicos, abogados, periodistas, poetas, escritores, locutores, empresarios,
políticos con dignidad, ingenieros, actores, agrónomos, entre otros
profesionales, así como también Dios se encargó de levantar pastores y líderes
espirituales que hoy proclaman el Evangelio de Salvación de nuestro Señor
Jesucristo.
Preciso es
destacar que históricas, magistrales e inolvidables, fueron las conferencias
impartidas por el doctor Ramón Antonio-Negro- Veras, entre otros destacados
profesionales que con frecuencia visitaban el Club por invitaciones de sus
presidentes para impartir charlas a la juventud, quienes abordaban a
profundidad los temas más impactantes de la época. Gracias a ese despertar
cultural, fenómeno social que en su momento fue un referente y ejemplo de
moral, progreso, crecimiento y superación, la nación dominicana tiene hoy una
pléyade de profesionales y hombres de bien.
El ensanche
Bermúdez fue un ejemplo y modelo de barrio, no se conocía ninguna clase de
vicio que corrompiera a la juventud. Y algo que hay que destacar: "fue un
trabajo voluntario, donde a nadie se le pagó un centavo para trabajar". Es
un fenómeno para estudiar a profundidad, una experiencia extraordinaria en la
que no hubo en el barrio proliferación de robos, drogas, criminalidad, atracos,
violaciones sexuales, asaltos, secuestros e inseguridad.
El Club Luz y
Progreso, fue en ese período, un vivo ejemplo de dignidad, instrumento de
cambio en el orden de los valores espirituales y familiares, modelo y gallardía
de la sociedad que le tocó representar, como institución cultural, social y
deportiva.
Que en este
50 aniversario de su fundación, la actual directiva enarbole muy en alto, los
principios que dieron origen al Club Luz y Progreso.
Pastor
Antonio-Sócrates- Regalado
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