En Filipenses
2:-5-11 encontramos el siguiente panorama bíblico: “Haya, pues, en vosotros
este sentir que hubo también en Cristo Jesús,
el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como
cosa a que aferrarse, sino que se
despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los
hombres; y estando en la condición de
hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte
de cruz. Por lo cual
Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo
nombre, para que en el nombre de Jesús
se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo
de la tierra; y toda lengua confiese que
Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”.
Esta
exhortación apostólica nos presenta un claro y efectivo modelo en los
principios espirituales; para poder desarrollar una Iglesia unida en espíritu y
en verdad al plan divino, con los valores del Reino para una nación santa
gobernada por el Espíritu de Dios, que
vendría a ser esquema fundamental dirigido a combatir las dificultades
producidas por el enemigo de la justicia, a fin de alcanzar la meta lograda por
el apóstol Pablo y su ministerio, conformado por Timoteo y muchos colaboradores
de diferentes Iglesias en las regiones a donde pudo llegar la predicación del
Evangelio de salvación de nuestro Señor Jesucristo.
La pasión del
apóstol Pablo por la proclamación de la Buena Noticia en aquel momento; debería constituirse en una
inspiración permanente y palpitante en el corazón de la comunidad de líderes
evangélicos, y en los cinco grandes ministerios existentes, única manera de
producir los inminentes cambios que necesita hacer la Iglesia en estos tiempos
de modernidad y globalización.
Estos
Ministerios están prescriptos en la
Palabra de Dios: " Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros,
profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros", {Efesios
4:11}.
De
conformidad con las experiencias del apóstol Pablo, encontramos a los
ministerios divididos en dos tipos de personas que lo comprenden, unos son
aquellos que, por ganancias personales, buscan obtener lugares de preeminencia,
pero en sus frutos encontramos la injusticia que opera en contra del avance y
la extensión del evangelio, en contra de la unidad corporativa y en contra de
un espíritu unánime, en comunión, armonía, humildad y paz en igualdad.
Así mismo,
encontramos en el segundo circulo, una población de hermanos y hermanas tocados
por Dios, que sienten en lo más recóndito de su alma, mente y corazón, amor por
la obra del Señor y por ofrendar sus vidas en una colaboración digna de la
pasión por Cristo, buscando el interés en la voluntad plena de la visión de
nuestro Señor Jesucristo, en un plan de salvación, restauración, fortaleza de
la fe en el cuerpo del Señor, en consonancia con la humildad, compasivos en la
necesidad, piadosos en la justicia, misericordiosos con los débiles,
tolerantes, con la esperanza viva de que la obra que Cristo inició, sea
consumada y, a la postre, concluida finalmente por él.
Al terminar
este diplomado de Teología Práctica, proyecto piloto para el lanzamiento de un
programa sin precedentes en la creación pastoral, la Universidad Nacional
Evangélica (UNEV) BETHEL y MOTE, están llenos de esperanza, sabiendo que habrá
grandes cambios en la manera de llevar a cabo la labor pastoral, desde la
iglesia hacia la comunidad.
Entendiendo
que la acción pastoral, a través de la Teología Práctica, actualiza la praxis
de Jesús, el cual se desarrolló como cumplimiento del proyecto salvador del
Reino de Dios, desde la solidaridad con los enfermos, pobres, pequeños,
excluidos y pecadores, se sitúa entre la cristología y escatología, y tratando de realizar esfuerzos
en cada lugar y momento histórico en favor de los valores espirituales y la salvación
por medio de Jesucristo.
La acción
pastoral a través de la Teología Practica tiene como horizonte el Reino de
Dios, y deben tener la misma pretensión que tuvo Jesús de Nazaret: hacer que la
realidad que vivimos se parezca más al estilo de vida del evangelio.
Para que el
cristiano pueda continuar la obra de Cristo, necesita que el Espíritu Santo
actué en él, por consiguiente, la oración va inexorablemente unida a la acción mesiánica de Jesús; el anuncio
profético, el compromiso liberador, la celebración y la fraternidad.
De modo que a
la Iglesia le corresponde la acción y es a la que le toca, animada por el
Espíritu Santo, proclamar la resurrección de Cristo, anunciar las buenas nuevas
a los pobres, y tratar de construir el Reino de Dios en cada comunidad
cristiana, discernir los signos espirituales y las señales de los tiempos, y,
de una manera responsable, llevar adelante todas las acciones que le son
propias, en pensamientos, reciprocidad de los unos con los otros, evitando
polarizaciones o reduccionismos, viviendo en el mismo sentir de Cristo, quien
siendo Dios, se despojó y vivió en medio de las comunidades.
Desde esta
Torre del Mensaje de Cristo, Tabernáculo Prensa de Dios, convocamos a los
líderes y al pueblo de Dios, a permanecer en vigilancia y alerta, a la
meditación, Si, en vigía siempre, de cara a la Palabra y las Señales de los
últimos tiempos.
¡Qué
afortunado aquel siervo que cuando su señor regresa, lo encuentra cumpliendo su
deber!. Mateo 24:46.Palabra de Dios para Todos (PDT)
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