“Entonces dará el Señor lluvia a tu sementera,
cuando siembres la tierra, y dará pan del fruto de la tierra, y será abundante
y pingüe; tus ganados en aquel tiempo serán apacentados en espaciosas dehesas”.
Isaías 30.23 NVI: “El Señor te enviará lluvia para la semilla que siembres en
la tierra, y el alimento que produzca la tierra será suculento y abundante”.
Dios da semilla al que siembra pero, además,
bendice la semilla que se siembra, y esa tierra donde esta es sembrada
producirá alimento suculento y abundante.
No solo hay que sembrar, sino también hacerlo
en la tierra en la cual quiero cosechar.
En tu familia siembra semillas de amor y de
dedicación.
En tu ministerio siembra semillas de
capacitación y de entrega.
En tu economía siembra semillas de generosidad
y de responsabilidad.
En tu trabajo siembra semillas de desarrollo y
de esfuerzo.
En tu salud siembra semillas de cuidado y de
prevención.
No te olvides de sembrar las semillas
correctas y también de hacerlo en la tierra apropiada, para poder obtener una
cosecha completa.
No solo hay que tener recursos, además hay que
utilizarlos de forma adecuada.
No solo hay que tener semilla, además hay que
sembrarla en la tierra apropiada.
Tanto la semilla como la tierra que no es
sembrada quedan inutilizadas y no cumplen el propósito para el cual Dios las ha
creado.
Pero la semilla y la tierra que son sembradas
serán bendecidas por el Señor y producirán un fruto abundante conforme su
voluntad.
Yo bendigo tu vida para que Dios envíe su
bendición a tu semilla y a tu tierra, y estas produzcan un fruto abundante en
vos y en los que te rodean.
Pastor Daniel Gonzalez
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