martes, 19 de febrero de 2013

LA FE QUE PRODUCE GRANDES CAMBIOS


Pastor Luis Reyes
Con los desafíos que presenta el nuevo año, en lo personal, para la familia y la nación, amerita que manifestemos fe en Dios a través de Jesucristo, Salvador y Señor nuestro. A propósito de fe, la mejor definición la tenemos en las Sagradas Escrituras, en Hebreos 11:1, texto que diversas versiones de la Biblia lo describen de la manera siguiente:
 
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”, (versión Reina Valera). “Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera; es estar convencido de la realidad de cosas que no vemos”, (Dios Habla Hoy). “Es, pues, la fe el fundamento o firme persuasión de las cosas que se esperan, y un convencimiento de las cosas que no se ven”, (Nacar-Columga). “Ahora bien, fe es la realidad de lo que esperamos. Es la prueba palpable de lo que no podemos ver”, (la Palabra de Dios para Todos). “Es la fe base segura de lo que se espera, prueba de realidades que no se ven”, (Nuevo Testamento greco-español de Francisco Lacueva). “La fe es la confianza de que en verdad sucederá lo que esperamos; es lo que nos da la certeza de las cosas que no podemos ver”, (Biblia Nueva Traducción Viviente). “Ahora bien, la fe es la convicción de las cosas que se esperan como si ya fueran realidad, es la revelación de las cosas que no se ven’, (Biblia Peshitta). “La fe es la constancia de las cosas que se esperan, la comprobación de los hechos que no se ven”, (Biblia mundo hispano). “Ahora bien, tener fe es estar seguro de lo que se espera, es estar convencido de lo que no se ve”, (Reina Valera Contemporánea). “La fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve”, (Nueva Versión Internacional). “Es la fe seguridad de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve’, (Biblia textual).
 
PALABRAS HEBREA Y GRIEGA PARA FE
El termino fe proviene del hebreo clásico EMUNAH que comúnmente significa “Fidelidad” (Hab. 2:4 y Sal. 36:5);  la palabra más común en el Antiguo Testamento es creer, estar firme o establecido, inmutable, considerarse establecido, considerar verdadero o creer. Por un lado, significa descanso seguro y, por otro, significa la aprobación dada a un testimonio que acepta como verdadero.
 
EMUNAH: también significa esconderse en el testimonio de otro. En este sentido, el uso de fe en el lado izquierdo de la Biblia, se usa para denotar la convicción de que el testimonio de otro es verdadero y lo que promete será hecho. Una convicción fundada sobre su reconocida veracidad y fidelidad. Es un aceptar lo que otro dice fundándose en la confianza que inspira. BUTACH: es otra acepción hebrea usada para fe, y significa confiar en, apoyarse sobre o tener fe, confiado descanso.
 
En tanto, que en la septuaginta se utilizan dos términos del griego clásico: PISTEUO y CHASAH. PISTEUO alude al hombre que confía en Dios y que afirma toda su esperanza para el presente y el futuro en él. CHASAH se usa con menos frecuencia y significa “esconderse uno o huir para refugiarse”. En el uso de esta palabra, también el elemento de confianza sobresale con claridad. En el griego del Nuevo Testamento, el término PISTIS, es el sustantivo más usado y su verbo PISTEUEIN.
 
En el griego clásico el término PISTIS tiene dos significados: a) Una convicción fundada sobre la confianza en una persona y su testimonio, el cual según su carácter se distingue del conocimiento que descansa sobre la investigación personal. b) También, significa la confianza misma sobre la que descansa una convicción. Esta es más que una mera convicción intelectual de que una persona es digna de confianza. Presupone una relación personal con la persona de la confianza (Cristo); es un salir de uno mismo para descansar en otro.
 
En el griego del Nuevo Testamento, PISTIS significa fe, confianza, confianza segura en Dios y en Cristo, transitar por un solo camino, en tanto que APISTIS significa duda y se define por mantener una actitud de indecisión entre dos caminos, porque no sabe cual tomar. En cuanto a PISTEUEIN: expresa la idea de fe en el sentido de asentir con la palabra de Dios y el de confiada fe en él. En el Nuevo Testamento, significa fidelidad o fidedigno. Es una fe que descansa en el testimonio de otro (de Dios en Cristo)  y, por tanto, está fundada sobre la confianza en ese otro, más bien que en investigación humana. (Cfr. Fil. 1:27, 2Co. 4:13 y 2Ts. 2:13)
 
El orden en las etapas sucesivas de la fe es como sigue: a) confianza general en Dios y Cristo. b) Aceptación de su testimonio sobre la base de aquella confianza. c) Sumisión a Cristo y confianza en él, para salvación y sustentación en este mundo. De manera que todo el que ha creído puede tener ese descanso y esa paz en el corazón que se desprende de la confianza en Dios o de manera más particular en Jesucristo, el Hijo Eterno, Señor y Salvador nuestro.
 
PARTICULARIDADES DE LA FE
La fe es una ley fundamental en el Reino de Dios. Un buen ejemplo lo tenemos en la proclama de Hebreos 11:6: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”. Significa que una fe bien enfocada en el Padre, mediante Jesucristo, nos posiciona para tratar con Dios correctamente y alcanzar lo que él ha prometido en Cristo, por la fe mediante la vigencia del nuevo pacto. La fe fluye básicamente por el sentido del oído, por el oír del oír la palabra de Dios (Ro. 10:17). Por repetir la palabra de Dios (Jn. 17:20) y por la acción del Espíritu Santo en el cristiano mediante el fruto (Gal. 5:22) y el don de fe (1Co. 12:8-10).

 
Hay varias clases de fe: salvadora (Ro. 10:9-10), temporal (Stg. 2:19), muerta (Stg. 2:17 y 20), libertadora (Mt. 17:14-21). La salvación opera por gracia mediante la fe (Ef. 2:8), Cristo es nuestra propiciación por medio de la fe en su sangre (Ro.3:25). Para ser salvo, hay que creer en el corazón (Ro. 10:9-10). Es importante puntualizar que la fe es descrita en el Nuevo Testamento como atrevida (Mt. 14:28-29), escasa (Mt. 8:26), grande (Mt. 8:10), humilde (Lc. 7:6-7), pequeña (Mt. 17:20), perfecta (Stg. 2:22), preciosa (2P. 1:1), santa (Jud. 20), sin fundamento (Lc. 8:13), vana (1Co. 15:14 y 17), verdadera (Tit. 1:5), y fe unida (Mr. 2:5).
 
La fe que produce es la fe pequeña en un Dios grande (Mt. 17:20). Debe ser confesada. Debemos operar en fe en un nivel de revelación espiritual de estatura. Esta fe fluye con facilidad por la acción del Espíritu Santo en la palabra, el cual convierte la verdad de las promesas de Dios en realidad. Es una fe que beneficia a los pecadores, enfermos físicos y emocionales, los endeudados, los que están afectados por problemas familiares, de relaciones de trabajo y de estudios, conflictos personales y aquellos que tienen una visión de progreso en procura de alcanzar sus metas y objetivos en la vida.
 
LA FE QUE OBRA POR EL AMOR
El consagrado apóstol Pablo dice a los Gálatas “Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor” (Gá. 5:6). Puntualiza que en Cristo ni el ritual del pacto con Abraham, ni su omisión vale algo, sino la fe que obra por el amor. Significa que el amor es la virtud mayor del reino de Dios y fundamento, no solo de la fe, sino de todo accionar, leyes y principios del Reino de Dios. El apóstol le dirige el impresivo a los Corintios: “y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios  y toda ciencia, y tuviese toda la fe, de la manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy (…), el amor nunca deja de ser; pero el mayor de ellos es el amor. (1Co. 2, 8 y 13).
 
De mayor peso teológico es que Dios mismo es amor (Jn. 4:8), y Jesús es la esencia y expresión misma del amor. Por eso, en su ministerio público, sanó a los enfermos, alimentó a los hambrientos, liberó a los endemoniados, resucitó a los muertos, no discriminó a los publicanos y pecadores, alentó a los marginados. En fin, actuó libremente en el ámbito de la fe que opera por el amor. Su profunda compasión le llevó a premiar la fe de muchos, (los evangelios). Ojala que todo ejercicio de nuestra fe esté enfocado en el amor, que toda operatividad en la fe que produce milagros y sobrenaturalidad sea ministrado sobre la base del amor, para que sea revelada en nuestras vidas y ministerios la palabra profética y de ciencia que nos cautiva: “el valor en Cristo Jesús de la fe que obra por amor”.
 
REFLEXIÓN FINAL
También,  en este nuevo año, tenemos que seguir la voz de Dios en su palabra, a fin de continuar desarrollando absoluta confianza en él a través de Cristo; la fe escritural, que nos lleva a la dependencia de Dios, que por la operatividad del Espíritu Santo trae el descanso y la paz que necesitamos en nuestros corazones para el diario vivir. Por la fe de Dios en Cristo, veremos nuestras familias florecer, el negocio prosperar, las deudas ser canceladas, la estabilidad del empleo, balance emocional, comprensión de la pareja, unidad familiar, bendiciones espirituales en desarrollo de ministerios  y dones.
 
Jesús dijo:” si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. (Mt. 17:20). Háblale a tu montaña y muévela, que Dios está a tu lado. El cantor sangrado dice: “no hay montaña tan alta que Dios no la mueva”, no hay problema tan grande que Dios no resuelva. En este año y siempre,  pon tu confianza en Jesucristo: él no te fallará. Quizás no tengamos la fe de los grandes héroes de la galería de Hebreos 11, pero sí la fe como medio de gracia en Cristo Jesús. Esta fe genuina que obra por el amor. A los cristianos les digo: sigamos profesando fe genuina en Jesucristo, el Hijo de Dios; nuestro compromiso es confiar en él, y los que no tienen pacto de fe con el Señor, recíbanle como Salvador personal y laven sus pecados en su sangre purísima para disfrutar su presencia en este mundo, y el don inigualable de la vida eterna. ¡Dios te bendiga!

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