Emilia de la Cruz |
La Biblia narra en los
evangelios, la historia de una mujer que desde hacia doce años padecía de flujo de sangre; había gastado todo lo que tenia visitando
muchos médicos y nada le había aprovechado, cada vez le iba peor; esta mujer escucho
hablar de Jesús y decidió ir hacia El y tocar el borde de su manto; decía: si
tocare tan solamente su manto, seré salva.
Se esforzó en medio de la multitud, venció los obstáculos y por detrás tocó
el borde del manto de Jesús y, registra la Palabra de Dios en Marcos 5:29 que en
seguida la fuente de su sangre se secó y sintió
en el cuerpo que estaba sana de aquel azote.
Aquella mujer conocida hoy como
la del flujo de sangre, debía haber
estado bastante débil por el tiempo que había transcurrido con la enfermedad,
probablemente sentía miedo y temor a ser descubierta en el intento por alcanzar
sanidad; tal vez su condición le había afectado su estima y hasta podía estar
algo olvidada por la sociedad; sin embargo, el tiempo que vivió con su
enfermedad no la llevo a acostumbrarse a estar bajo sufrimiento y mucho menos a
resignarse a esa condición durante toda su vida. Dentro de si guardaba una
ferviente fe; estaba segura que si entraba en contacto con Jesús, su vida
cambiaria inmediatamente.
Amado lector, no se acostumbre
al sufrimiento, no se adapte a una vida
de pesares no se conforme con breves momentos de quietud, Dios le ha llamado con propósitos
eternos y buenos. No mida los obstáculos, no piense en la multitud, piense en
la oportunidad de extender su mano y tocar el manto. Toque el manto y renuncie a aquello que le ha
llevado a la pobreza, al dolor constante, a la inversión de tiempo sin ningún
provecho; tiene derecho a ser salvo, a disfrutar de una vida abundante en
Cristo. El le ha llamado real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por
Dios. Basta de lagrimas, de angustias,
de dolor.
Usted Tiene la responsabilidad
de mostrar a otros a quien le sirve y hacerlo con gallardía; usted es hijo del Rey
de reyes, por tanto disfrute las cosas que El ha creado para usted. Recuerde El es un Dios de milagros, de
imposibles, atrévase a tocar su manto y libérese de una vez y por todas de
aquello que ha estado arrastrando por muchos años. Es su decisión, hágalo ahora!.
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