jueves, 2 de febrero de 2017

ACUERDATE

A través de la historia, el aspirar a tener poder ha sido visto por algunos como algo erróneo; pero, cuando Dios creó al hombre, lo primero que hizo fue darle dominio.

“28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.”  Génesis 1:28

Ahora bien, Dios le dice al hombre que ejerciera dominio, sobre todo aquello que había fructificado.  Tú no puedes tener dominio y autoridad sobre algo que tú no has fructificado, multiplicado; de lo contrario, estarías tratando de dominar algo que otro ha hecho.  Tú tienes que aspirar a tener poder; y es necesario que tú aspires al poder innato de Dios en tu vida porque, de lo contrario, estarás tratando de vivir controlando las cosas.  Y, cuando tratas de ejercer control, cometes errores, porque no te das cuenta de que, cuando “controlas”, el controlado eres tú.  Pero, si tú caminas en autoridad, en el poder de Dios, tienes control, puedes controlar, pero la finalidad es otra.

El hombre pierde autoridad, no cuando peca, sino cuando llegan las consecuencias del pecado, vergüenza, condenación y culpa.  Pero, a aquellos que amamos a Dios, no hay quien nos condene; tú has sido justificado por la sangre de Cristo; hay alguien que intercede por ti.  Tú eres libre de la culpa, de la condenación.  Cuando Cristo resucitó, buscó a Pedro, para quitarle la culpa, la condenación, y que pudiera entrar en el propósito de Dios para su vida.

Dios quiere darte poder.  Él quiere remover tu sentido de culpa, de condenación.  No debe haber en tu mente pensamientos de condenación que te detengan de ser todo lo que Dios quiere que tú seas y de cargar la presencia del Espíritu Santo.  Deja de escuchar a aquellos que te condenan, y vive en la libertad a la que Dios te ha llamado.  De lo contrario, no aspirarás a ser todo lo que Dios quiere que tú seas.

Hay quienes llegan a la iglesia, entregan su vida al Señor, pero, por la culpabilidad del pasado, viven por debajo del potencial que Dios ha puesto en ellos.  Esa mentalidad te hace vivir en frustración.  Entiende que eres salvo, y también puedes vivir tu máximo potencial aquí en la tierra.  De hecho, Dios siempre ha dicho que el hombre debe aspirar.

18 Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.”  Deuteronomio 8:18

Dios no da dinero.  Él te da el poder para hacer las riquezas.  Riquezas es más que dinero.  Las riquezas no se pueden medir única y exclusivamente en dinero.  Riquezas son los contactos que tienes, las puertas que se abren, es el inventario, son muchas cosas.  Y Dios dice que Él te da el poder para hacer las riquezas.  Dios te da el poder para que tú puedas manifestar su abundancia.  Si Dios te da poder, entonces el poder no puede ser malo.  Si Dios te da poder para dominar, entonces el dominar no puede ser malo.  Si Dios te da el poder para hacer las riquezas, entonces las riquezas no pueden ser malas, porque el poder que las produce te lo dio Dios.  En Mateo 6, Jesús dice que las cosas que otros buscan, él te las va a añadir.  Si Dios te añade las cosas que el mundo busca, entonces esas cosas que el mundo busca no son malas.  Lo que Dios establece es que tú no las vas a buscar de la misma manera en que el mundo las busca.  En vez de tú buscar las cosas, las cosas te buscan a ti, cuando tú buscas primeramente el reino de Dios y su justicia.

En Deuteronomio 8, Dios dice que es Él quien te da el poder para hacer las riquezas, y dice específicamente: Acuérdate.  ¿Por qué?  Porque, cuando el hombre prospera, comienza a pensar: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza.  (Deuteronomio 8:17)  El problema de alcanzar muchas riquezas es olvidar quién fue quien nos las dio.  Y, lamentablemente, hay quienes olvidan de dónde Dios los sacó y cómo los levantó.

Tú no estarías donde estás hoy, de no ser por la mano providente del Dios Todopoderoso.  Cuando piensas que tienes lo que tienes porque tu mano lo produjo, entonces piensas que eres tú quien tienes que impulsarte al próximo nivel; pero el mismo Dios que te trajo a este nivel, es el que te puede llevar a una nueva dimensión.  Lo único que Él te pide es que te acuerdes que es Él quien te da el poder.

El poder proviene de Dios.  Y Dios no tiene problema en darte poder; Él te quiere dar el poder.  Él lo que no quiere es que tú te olvides quién fue quien te dio el poder. 

Fuente: Pastor Otoniel Fon

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