Emilia de la Cruz
“Debemos prepararnos como si a diario recibiríamos una visita especial; listos para esperar al cercano o al lejano, a quien avisa y a quien no le fue posible avisar”.
La humanidad ha sufrido cambios notables en todos sus ámbitos. Las personas han adoptado una cultura y forma de vida diferente a la de sus ancestros. Probablemente, nuestros padres no anunciaban su llegada a la casa del hermano, del amigo, del vecino; sin embargo, siempre fueron bien recibidos aún cuando la visita ocurriera a la hora de compartir en familia el desayuno, el almuerzo o hasta la cena; o cualquier situación aislada de los alimentos. Al parecer siempre se estaba listo para que alguien de repente llegara y no había ni siquiera un cambio significativo de planes… eso cuentan nuestros padres.
Está mi casa lista para recibir una visita?... o tengo que adecuarla en el corto tiempo que se me proporciona?. Tengo que excederme con la limpieza, con el orden, con el cuidado?. Tengo que adquirir mobiliarios a cualquier costo y endeudarme hasta que me sea permitido, para recibir aceptación o satisfacción de quien me visita?. O me he mantenido limpiando y ordenando mi casa de tal modo que al ser avisada no me produce stress o cambios drásticos y frustrantes?
Debemos prepararnos como si a diario recibiríamos una visita especial; listos para esperar al cercano o al lejano, a quien avisa y a quien no le fue posible avisar. La Palabra de Dios plantea en 2 Pedro 3:10 que el día del Señor vendrá como ladrón en la noche. El ladrón no avisa, solo llega y punto. No tendríamos tiempo para limpiar nuestra casa, no podríamos pedir perdón y perdonar, borrar el rencor y quitar la ira, amar a nuestro enemigo, arreglar nuestras diferencias justo en ese momento en que nuestra vida es quitada de sobre la faz de la tierra o en el que ocurra la venida del Señor.
Dios siempre está dispuesto a ayudarnos a superar nuestras debilidades, a perfeccionar nuestro estilo de vida, a guiarnos por la vía correcta, por el camino que lleva a la salvación; a mantenernos puros, lejos del pecado, con corazón conforme a la voluntad de nuestro hacedor; listos para recibir su visita en cualquier momento. Vivamos como si hoy fuera nuestro último día!.
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