jueves, 22 de marzo de 2012

30 de marzo: una epopeya duradera

Dr. Nestor Saviñon
"El Monumento"Tras la salida de las tropas haitianas, comenzó un período de casus belli, es decir, Haití no reconocía al naciente estado dominicano, considerando que era una provincia rebelde, y por ello, en 1844, invade la parte este por dos rutas. La del sur llegó hasta Azua, y fue derrotada el 19 de marzo, mientras que la del norte, tras ocupar Dajabón, sitia la ciudad de Santiago de Los Caballeros.

El Cibao tenía especial terror por los haitianos, ya que recordaba los desmanes de Dessalinnes y de Toussaint, y casi todas las demarcaciones de la misma enviaron lanceros y fusileros a defender la capital espiritual del Cibao.

En ese momento, Santiago poseía un triangulo defensivo con tres fuertes,  siendo el San Luis y Libertad los principales. Este último, era el más vulnerable por quedar  frente a la Sabana de Santiago.

Y ahí se dio una lucha de voluntades entre Imbert y Pierrot. Mientras el general dominicano de ascendencia francesa divide sus tropas y administra al máximo los exiguos recursos recibidos, el haitiano, con gran desprecio, se lanza al fuerte Libertad, que estimaba débil y desprotegido.

Cuando acabó la primera carga con muchos haitianos muertos, los defensores  del Fuerte,  comandados por Fernando Valerio hacen la carga de los andulleros, en la que esos lanceros y macheteros se lanzas contra tropas que no sabían luchar contra ese tipo de soldados, por ello tuvo el ejército haitiano que tocar la generala y retirarse, además que se corrió la falsa noticia de la muerte de Herard, el Presidente Haitiano, en Azua.

Esta batalla aseguró la independencia del norte del país y durante los próximos 12 años,  casi no se peleó en el Norte. El frente activo fue el Sur, aportando el Cibao hombres, vituallas y transportes, ya que la férrea vigilancia de la frontera norte aseguró una prosperidad que no pudo alcanzar el Sur Profundo, sumido en esas constantes escaramuzas y batallas campales.

Esta batalla es importante por otras razones, quizá menos históricas, pero si reales y fidedignas. Muchos franceses que combatieron a los haitianos se establecieron y formaron familias prestigiosas, como es el caso de los Imbert, Valerio, Pelletier, Saint Hilaire, entre otros, y gracias a sus crónicas sabemos la participación de los distintos pueblos del Cibao, siendo en el caso de algunos de ellos, como Jarabacoa, la primera vez que se les menciona en un documento oficial.

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