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| Emilia de la Cruz |
Todos estamos propensos atravesar circunstancias difíciles mientras estemos en la tierra, tanto cristianos como no cristianos; la diferencia radica en que los cristianos tenemos a JESÚS. Esta declaración significa que como tales debemos vivir. Teniendo a Jesús en nuestras vidas, estamos sujetos a actuar como JESÚS actuaria frente a situaciones contrarias a las deseadas. Créame amado lector que esta realidad es más profunda de lo que podemos imaginar; puesto que nos vemos en la necesidad de determinar el modo de actuar JESÚS para entonces poder hacerlo como El.
El apóstol Pablo dijo en Gálatas 2:20 “ya no vivo yo, sino Cristo vive en mi”; entonces, ya no puedo actuar según mi naturaleza humana, según mis propios conceptos y bajo mis pecaminosos métodos; sino que tengo que obligar a mi carne que se haga a un lado para que mi espíritu responda como lo haría JESÚS.
El apóstol Pablo dijo en Gálatas 2:20 “ya no vivo yo, sino Cristo vive en mi”; entonces, ya no puedo actuar según mi naturaleza humana, según mis propios conceptos y bajo mis pecaminosos métodos; sino que tengo que obligar a mi carne que se haga a un lado para que mi espíritu responda como lo haría JESÚS.
Le voy a compartir una anécdota que ocurrió recientemente, para esto me permito utilizar nombres ficticios, la historia es la siguiente: “Maria entendía que Juan había alterado su consumo energético durante dos meses consecutivos, puesto que la factura revelaba una carga excesiva; esta situación le afecto al punto que su tendido eléctrico fue interrumpido, lo que llevo a Maria a conversar de manera sincera con Juan. La señora Maria, sin mucho rodeo y en buen tono, le hizo saber a Juan lo que pensaba, Juan y otros integrantes de su familia se negaron rotundamente, y hasta decidió que parte de su familia muriera, si tal cosa habría ocurrido. Maria sin tener pruebas de la acusación, más que la declaración verbal de un agente que de manera accidental pasaba por el lugar, mirando a los ojos de Juan, pronunció estas palabras:“Mire Sr. Juan, ciertamente no tengo pruebas tangibles de lo que estoy diciendo; sin embargo, le sirvo a un DIOS JUSTO, que conoce lo más profundo del corazón del hombre y, créame Sr. Juan que El conoce perfectamente mi agresor y me hará justicia y yo laveré (…Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Ro. 12:19) (Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos Exo 14:14). Cuenta Maria, que inmediatamente terminó la conversación, estuvo en oración junto a sus hijos pidiéndole a Dios justicia, diciéndole a su juez justo que quería que hubiera confesión y que la deuda correspondiente al consumo excesivo fuera asumida por los responsables (pedid y se os dará… Mateo 7:7). Al día siguiente se dirigía hacia una oficina del suplidor del servicio, cuando de pronto su paso fue interrumpido por Juan y este sin esperar mucho se tiró en medio de la calle y golpeando su pecho profirió la siguiente declaración:”Sra. Maria, no pude dormir anoche, ciertamente le estuvimos robando durante dos largos meses, perdóneme por favor y dígame qué tengo que hacer…”
Cuando reconocemos que JESÚS vive en nosotros y dejamos que El actue por nosotros recibiremos respuestas agradables a nuestras peticiones, puesto que llevamos las situaciones adversas al trono de Dios y de allá mismo sale la respuesta que siempre será de mucho provecho para sus hijos.
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