Por: Antonio
Regalado
Las madres son
dignas de admiración y respeto, así nos enseña Dios en su Palabra. Pero, en la
sociedad de hoy, parece que este mandato divino aún no prende, seguimos
irrespetando a ese ser de incalculable valor, engendradora de vida y asiento
del complemento del hombre.
Continuamos
maltratando de manera sistemática a quien se entrega día a día a tener cuidado
de nuestras necesidades, no estoy diciendo acerca de la totalidad, sino a una
parte muy amplia de todo el segmento femenino, a ese instrumento de la
naturaleza que se refugia en los brazos de un hombre para formar una familia.
Nuestro país es un
testimonio de injusticia contra la mujer, tan solo basta hacer un paseo por los
medios de comunicación y encontraremos un escenario de violencia y maltratos de
todo tipo ejercidos contra madres que lo único que quieren es vivir tranquilas
y en paz.
No pretendo aquí
hacer un análisis de la violencia intrafamiliar donde quien siempre se lleva la
peor parte es la mujer, sino inducir aunque sea breve, a recordar la crueldad
practicada contra lo que Dios llama nuestra "ayuda idónea", la mujer.
Las estadísticas son
catastróficas y conmovedoras, prácticamente no hay un hogar ni familia donde no
haya una marca de abusos, golpes, vejaciones indeseables y opresiones contra
madres indefensas.
El panorama es
indecriptible, inenarrable, inexpresable, indignante, vergonzoso, de dolor,
llanto y luto en la familia dominicana y otras partes del mundo como
consecuencia de esa realidad de la cual la mujer quiere escabullirse, pero
impotente encuentra la mirada indiferente de las autoridades correspondientes
que nada resuelven.
Entonces, como decir
en ese contexto "Felíz día de las Madres", se hace un poco difícil,
por no existir un ambiente adecuado para la felicidad.
Lo que sí pienso es
que a esto hay que buscarle entre todos noso
tros un bajadero,
para ir construyendo una sociedad más justa y razonable, donde no haya tanta
inseguridad e injusticia, aquí por así decirlo, diariamente o matan una mujer,
o aparece golpeada, o la asaltan, o la hieren, o en el trabajo le hacen la vida
imposible, en fin, todo el tiempo la mujer es noticia en los medios, lo que
anhelamos es un espacio para la sonrisa, el esparcimiento y el abrazo, una
estructura gobernante más consecuente con la mujer y que se ocupe con verdadera
vocación a trabajar para sacar adelante a nuestras madres.
Pero, hoy te doy
buena nueva, Dios tiene una Palabra en este día para ti, y con este refrigerio
y don que desciende de lo alto, a ti te digo:
"Felicidades
MAMÁ".
La reflexión se
encuentra en el libro Proverbios capítulo 31.
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