Por: Margarita Garcia
En las pasadas elecciones de los recientes comicios electorales, los dominicanos ejercimos el derecho y el deber al voto, fue una oportunidad que no podíamos desechar, por que es el único momento en la historia política que nos ocupa hasta hoy, con sus diferentes sucesos y resultados en la pasión y la esperanza de ver un futuro mejor para nuestra Nación y el único momento que tenemos de ejercer nuestro desacuerdo o nuestra confianza de nuestro sistema político democrático.
En las pasadas elecciones de los recientes comicios electorales, los dominicanos ejercimos el derecho y el deber al voto, fue una oportunidad que no podíamos desechar, por que es el único momento en la historia política que nos ocupa hasta hoy, con sus diferentes sucesos y resultados en la pasión y la esperanza de ver un futuro mejor para nuestra Nación y el único momento que tenemos de ejercer nuestro desacuerdo o nuestra confianza de nuestro sistema político democrático.

El elegido presidente de esta nación,
quien por la permisión de Dios, tuvo la bendición de ser escogido para gobernar
a un pueblo creyente en Cristo Jesús, la palabra de Dios le aconseja que sea
valiente, sea sabio y sea fiel para conducir a esta nación como pueblo de
Dios. Por que no cabe duda que la mano
de Dios, nuestro Padre Celestial nos guardo y nos cubrió bajo la sombra del
omnipotente, aun cuando nosotros por nuestra desobediencia descarriada nos hace
merecedores del castigo de su juicio, Dios nos concede nuevas oportunidades para
volvernos a El como hijos suyos.
El gobierno de la Paz aconseja, al presidente
reelecto, comenzar de nuevo, no volviendo a la rutina y nada más, sino haciendo
un alto en el camino, en la palabra de Dios y tomando en cuenta las estrategias
bíblicas para ministrar bajo un plan de administración divina. El presente y
futuro de nuestro país esta en las manos del creador del Señor Jesucristo y en
sus manos.
Tuvimos la gracia de Dios, de no
haber perdido la cordura, la fe y el dominio propio, no para establecer a un
presidente solo para alcanzar la presidencia, sino que tenemos la esperanza de
que haya un verdadero sistema político que piense en los interese humanos de la Nación que son los
ciudadanos como país Republica Dominicana como pueblo de Dios.
No obstante agotamos un voto de paz,
justicia y prosperidad. Sintámonos confiados hay un solo poderoso el Rey de reyes
y Señor de señores, Creador del Cielo y de la Tierra y lo tenemos de nuestro
lado.
Pueblo Dominicano, confiemos en El
plenamente, esforcémonos siendo un solo
pueblo que confía en que Dios siempre esta con nosotros. Dios quiere sembrar en
los corazones de los hombres en preeminencia la confianza y el temor a Dios,
para impartir la verdad en un cambio de actitud que valla desde la sensatez la prudencia y la paz.
La paz, exhortó su mensaje en un clima de armonía, solidaridad
y confianza a través del candidato opositor, tocando los corazones de los
dominicanos con palabras de sabiduría e inteligencia, reconociendo y
felicitando al pueblo dominicano. Es necesario permitir que reine la paz entre
todos los dominicanos, para que se pueda gobernar a un futuro mejor y seguro.
Los gobernantes y el pueblo de Dios en la República Dominicana, deben hacer un
pacto con Dios, para que nos devuelva de nuevo su intención de hacer que la
nación dominicana prospere y se multiplique el pan entre los hermanos como hizo
Jesús.
Estamos llamados a predicar a través
de los medios de comunicación en bien de la nación, familia, e iglesia con una visión
sensata, como plan renovador de Dios para su pueblo, para provocar cambios que
instan a la construcción moral a la construcción de la fe, la unidad, amor,
poder, conciencia y la Soberanía de Dios.
El pueblo dominicana emerge a las
urnas con un voto de nación por la paz, la justicia, la soberanía y la
democracia, por que Dios nos guardara en completa paz a la República
Dominicana, porque hay un remanente fiel
que dobla las rodillas delante de Dios. El gobierno de la paz, aconseja al
nuevo presidente reelecto, opositores y al pueblo en general a doblar su
rodillas delante de Dios, pedir y clamar para que Dios bendiga nuestra tierra y
perdone nuestro pecados.
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