viernes, 31 de agosto de 2012

¿Qué ocurre cuando los padres besen a sus hijos en la boca?

Lic. Dieubon A. Francois
Los besos son probablemente la primera forma de expresar el amor a otro ser amado. Los besos describen el tipo de relación que lleva con una persona de acuerdo a las culturas de esa o esas personas. Para nosotros en el occidente, hay distintas formas de expresar el amor según el tipo de vínculo del que se trate.  En nuestra cultura no es común saludar a desconocidos o amigos con un beso en la boca. Los besos en la boca sólo están reservados para el vínculo de pareja con relaciones conyugales. Sin embargo, hay muchos padres que se acostumbran a dar los “piquitos” o “besitos” en la boca a sus hijos/as.

Se puede crear muchas confusiones cuando ocurre ese tipo de conducta de los padres hacia sus hijos.  El amor de los padres hacia sus hijos debe ser expresado por medio de besos en la mejilla, abrazos, caricias y mimos. Está vedado todo tipo de contacto  sexual-erótico entre padres e hijos en nuestra cultura occidental. Nos regimos bajo la ley de la prohibición del incesto. Entre padres e hijos no debe haber ningún contacto sexual, ni mucho menos relaciones  de pareja.
Tenemos que tener bien claro que los niños también se sienten sensaciones sexuales al igual que cualquier otro ser humano. La sexualidad infantil está presente. Todos los niños/as la llevan en sus venas al igual que los adultos.

Sigmund Freud desarrolló cinco etapas por las que atraviesa cada niño en su desarrollo psicosexual:
1. Etapa oral. En el primer año de vida el placer de un niño se centra en la boca. Todo lo que encuentra lo lleva a la boca. Aprende solo a succionar el pecho y a chupetear.
2. Etapa anal. A los dos años la sexualidad se relaciona con la zona anal. Se lo puede observar  en el proceso del control de esfínteres donde el placer está centrado en lo que  hace el niño con el “excremento” o la “ese fecal”. Lo retiene, o lo expulsa. Prueba en otros lugares donde defecar. Ya no defeca en el pañal. Allí es donde el excremento se transforma en un regalo para la familia, lo felicitan, o saludan al excremento cuando se va por el inodoro.
3. Etapa fálica. A partir de los tres años los niños ingresan a esa  etapa. Allí es donde los niños atraviesan por el complejo de Edipo. Es decir, los chicos se “enamoran” de la madre, teniendo a su principal rival el padre y las chicas se enamoran del padre, convirtiendo a la madre como su principal rival. Ellos se divierten cuando ven a otros nenes desnudos. Disfrutan, muestran y tocan sus órganos sexuales. Comienzan la curiosidad y las típicas preguntas sexuales sobre las diferencias sexuales, sobre el embarazo, entre otros.
 
4. Etapa de latencia. Alrededor de los seis años, los niños entran en esa etapa. Allí empieza a aparecer el pudor y la vergüenza. Los niños ponen mayormente su energía en el aprendizaje. La sexualidad vuelve a aparecer con más fuerza al principio de la pubertad.
5. Etapa sexual. En la pubertad y adolescencia comienzan a aparecer las fantasías sexuales consientes, la actividad masturbatoria y el interés sexual genital por el otro sexo.
Los padres no deben convertirse en las personas con que sus hijos satisfacen su curiosidad sexual a través de besos y toques incontrolables.  Más bien, deben acompañarse a sus  hijos en la evolución de su sexualidad y en el fortalecimiento emocional de ellos mismos.
 Los padres deben procurar de contribuir en la buena educación sexual de sus hijos. Deben enseñarles  el nombre correcto de cada órgano reproductor de sus hijos, la función de cada uno de esos órganos, cuándo y cómo hacer buen uso de los mismos. 
Además, deben enseñarles a sus hijos a tener privacidad de dichos órganos. Enseñarles a evitar que otras personas lo puedan tocar o hacer uso de ellos para sus conveniencias.

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