viernes, 2 de noviembre de 2012

LOS NIÑOS SON DE DIOS

 
Dra. Susana Sánchez
 
 
En todo el texto bíblico  hay una gran preocupación  de Dios por las próximas generaciones. Dios toma en cuenta  a la niñez, se observa un énfasis deliberado de Dios en que sus grandes obras debían ser compartidas sistemáticamente desde el seno de la familia y de generación en generación Éxodo 10.  De esa manera las nuevas generaciones eran incluidas de manera creativa en el plan de Dios y la nación.
 
En el profeta Isaías capítulo 9, el uso de la metáfora “niño” como categoría mesiánica será utilizada y re-significada por generaciones posteriores a partir de contextos distintos. En este capítulo el niño nace. Nace en una situación de promesa de paz y superación de la opresión. El texto retoma el anuncio del Emanuel y apuesta por un período que estará definido por el derecho y la justicia. El compromiso con los niños - contenido y forma - es la dinámica programática, criterio de evaluación y de apoyo político (Isaías 11,1-2).
 
Luego nos encontramos en el NT  con el anuncio de Salvación “Nos ha nacido un niño en la ciudad de Belén”. Aquí, la propuesta es que el Mesías siempre debe ser niño. Es claro que aquel niño que genera la expectativa mesiánica crecerá... Será necesario rehacer el ejercicio y afirmar nuevamente la salvación a partir de otros niños nacidos en medio de nosotros y nosotras. El Mesías niño no crece. Cada generación está invitada a dejarse iluminar por la nueva generación que llega. La novedad está, justamente, en la necesidad de hacerse siempre como niños y colocarlos en medio nuestro, contenido y forma del ejercicio siempre necesario de conversión de cada generación a la niñez.
 
“El hecho de que el Dios eterno, todopoderoso, Señor del universo, decidiera irrumpir en la historia humana como un niño se convierte en declaración teológica de cómo definir, de principio a fin el proyecto salvador de Dios. En los evangelios de la infancia  Mateo y Lucas, el mesías es niño y pobre, nacido de mujer en situación de marginalidad. La escena del nacimiento puede ser entendida como parte del carácter trágico de la existencia humana por sus situaciones de precariedad e improvisación, tan parecida a la realidad dominicana.  Por un lado Heredes y todo su sistema imperial que quiere matar el niño y por el otro la miseria y la pobreza. Pero vemos también  como el cuidado y el amor de Dios se imponen en la  protección  al Niño. Lo mismo ocurre en el caso de Moisés tenia como destino final la muerte en mano del faraón, como cada niño que nacía allí en medio del imperio opresor Egipcio.  Pero Dios preservó su vida y Moisés  llego a ser el libertador de  su pueblo.

 
La iglesia Evangélica en República Dominicana y cada uno  de sus lideres, apostamos frente los signos de muerte y destrucción, al derecho a vivir dignamente que tienen nuestros niños y niñas, a revertir los poderes del faraón y de Herodes por signo de esperanza y vida abundante. República Dominicana, con sus miles  de niños y niñas por las calles de ciudades y pueblos, trabajando en situación de esclavitud, lejos de cualquier servicio digno de salud, educación y alimentación...   familias destruidas, cuya consecuencia es la suma de  2 millones de niños y niñas en condiciones de  vulnerabilidad y  por consiguiente sometidos a todo tipo de riesgo. Frente a esta realidad  proteger y cuidar  a nuestros niños y niñas es mucho más que una alternativa: es una necesidad y una exigencia a la cual Dios nos está llamando.
 
Lo que expresamos es más que un dato teológico interesante  sobre la  niñez o un ingrediente para la discusión a la ley 136-03, no, lo que expresamos es en un no innegociable al aumento de la pena. Pretender modificar una Ley que no ha sido implementada, que no se ha invertido en procura de hacerla funcionar, es seguir vulnerando a los  que históricamente han sido victimas de la negligencia y los falta de oportunidades.  Duplicar la privación de libertad provisional y definitiva a los adolescentes que infringe la ley penal le niega la oportunidad de los adolescentes a la reducación y reinserción. De igual manera quisiéramos llamar la atención en la vulneración del derecho a la defensa y los medios para hacerla valer.  
 
Además de hacer  un fuerte llamado de atención para todos aquellos que ven, valoran y tratan a estos niños que delinquen como simples "despojos" sociales, abandonándolos a un futuro incierto.
 
Expresamos nuestra indignación al aumento de la pena igual como lo haría  Jesús en estas circunstancias. Nuestro trabajo con la niñez como pueblo evangélico, nos convoca a denunciar esta falta de amor y compasión que muestran las autoridades legislativas, al no asumir su responsabilidad con el contenido de esta ley vigente.  Dios por su parte nos convoca a levantar la voz por lo que no tienen, a tener un compromiso concreto en esta  tarea impostergable como la defensa de los indefensos y de los frágiles de la sociedad. Esto es así, porque la vocación histórica de los discípulos de Jesús no es ser como los demás, sino ser distintos, tanto en la forma de pensar como en la práctica de vida.
 
Consideramos también que con este anteproyecto de Ley, los diputados van en contra de los principios generales de protección de la niñez recogidos en la Convención  sobre los Derechos del Niño,  cuyo artículo 37, dice que la privación de libertad debe considerarse como el último recurso en los casos de menores de edad en conflicto con las leyes y durante el período más breve que se pueda.
 
Los interesados en modificar la Ley están de acuerdo, y así lo expresan en el anteproyecto, en que la delincuencia es el resultado de diversos factores de riesgo y de la falta de respuesta social para los niños. Las teorías del desarrollo social plantean que el comportamiento de los jóvenes se ve  altamente influenciado por los vínculos que desarrollan con los grupos sociales significativos  (familia, escuela, grupo de amigos y comunidad, siendo esta una etapa sumamente critica).
 
Queremos dejar claro, que nosotros y nosotras, no estamos de acuerdo ni apoyamos el hecho de que los adolescentes infrinjan las leyes, sino que apelamos a que se tome en cuenta que la adolescencia es una etapa donde el individuo transita entre la infancia y la adultez, y por tanto, es vulnerable a ser manipulado por los adultos que los incitan a cometer delitos, quienes deben pagar. Una evidencia de que la mayoría de los casos de violación de la Ley realmente no son cometidos por los adolescentes es que, según el Informe de la Situación Penitenciaria en la República Dominicana, de 22,330 personas que actualmente se encuentran privadas de su libertad por cometer crímenes graves, sólo 575 son adolescentes, lo que representa un 2%, mientras los adultos son un 98% de los presos en el país, en este sentido proponemos: Que funcionen los sistemas locales de protección en cada municipio del país, incluyendo a profesionales en el área de la psicología, trabajadores sociales y maestros, en coordinación con CONANI y que las iglesias sean incluidas en plan de transformación de las comunidades en favor de la niñez.
 
Que se ponga atención a la protección de la familia, pues la crisis social es el resultado del deterioro de la misma.
 
c) Que el Ministerio de Educación implemente programas para trabajar con niños, niñas y adolescentes que presenten problemas de conducta, en lugar de  que sean expulsados de las escuelas.
 
d) La iglesia evangélica  junta  toda la sociedad se comprometa a ayudar a implementar todo lo que esta contenido en la vigente  Ley 136-03 y a que el Estado invierta más en programas que aseguren el bienestar integral de la niñez.

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