lunes, 29 de octubre de 2012

Alimento de Bendición

Ing. Juan Betances
 
El ser humano nace en el momento en que el espermatozoide del hombre alcanza el óvulo de la mujer y comienza a gestarse una nueva vida.Desde ese momento, se inicia un proceso de formación de la persona. Los sicólogos hablan de que con la personalidad se nace y que el carácter se va formando conforme a las circunstancias, el medio ambiente y la herencia, Esa nueva vida va adquiriendo rasgos que la individualizan, desde el vientre materno, que la hacen única y diferente a las demás, con sus características propias que definen como uno piensa, como actúa y como reacciona.
 
1. ¿Persecución o muerte?
 
Cuando el hombre decide aceptar la verdad de Jesucristo como el Dios hecho hombre, que murió y resucitó para darnos vida, y decide entregarle todo su ser por completo a él, se produce en nosotros un nuevo nacimiento. El nuevo nacimiento no se da en nuestro carácter, que está compuesto de mente, emociones y voluntad, sino que toma lugar en nuestro espíritu, convirtiéndonos en nueva criatura.
 
El espíritu es el que da la vida. Al adquirir vida, surge nuestra alma, que es lo que somos, nuestro ser carnal, con un cuerpo formado por la unión de un varón y una hembra, y un alma.Al morir, nuestra alma y nuestro espíritu van al cielo: nuestra alma para ser juzgada conforme a nuestras obras y nuestro espíritu vuelve a Dios de donde salió y a quien le pertenece.
 
 Haber confesado a Jesús  como Salvador y haberlo recibido como Señor de nuestras vidas no cambia nuestra mente ni nuestras emociones. Nuestras actitudes, recuerdos, intenciones, propósitos y pensamientos no cambian.El factor iniciador del cambio es la renovación de nuestra mente, la transformación de nuestro ser por la renovación de nuestro entendimiento.
 
 Al convertirnos en sus hijos, damos derecho legal a Dios a que nos persiga con su amor hasta la muerte. Dios nos llama y la respuesta del hombre a Dios no es para muerte, ES PARA VIDA.
 
 2. Un paso necesario
 
 El proceso de cambio en la vida del cristiano se inicia con el nuevo nacimiento. Dios se conecta con nuestro espíritu por su Espíritu.Para que la conversión verdadera, el cambio de actitud se produzca, el cristiano tiene que despojarse del viejo hombre hecho conforme a los deseos de este mundo y revestirse del hombre nuevo hecho a semejanza del varón perfecto que es Cristo Jesús.


 
 Nuestro ser completo es espíritu con un alma alojados en un cuerpo. Somos imagen y semejanza de Dios porque somos tripartitos al igual que El. Dice I Juan 5:7:” Porque tres son los que dan testimonio en el cielo; el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo, y estos tres son uno”.
 
 Dios habla al hombre a su espíritu y no a su mente ni a sus emociones. Dios habla al corazón, a la conciencia del hombre, por su Espíritu.Para nuestro crecimiento espiritual, Dios permite que el hombre pase por situaciones y procesos, para cumplir su propósito en nuestras vidas. El nos eligió desde el seno materno y nos llamó con lazos de amor por su gran misericordia.
 
 Si el hombre lo tuviera todo en este mundo, ¿pensaría en Dios? Si todo lo que necesitamos para vivir lo obtuviéramos sin esfuerzo, ¿estaríamos dispuestos a considerar a Dios? Para llegar a la madurez espiritual, hay que esforzarse. Para ser bendecidos con una vida abundante, hay que renunciar a lo que nos gusta para agradar a Dios, hay que despojarse de lo que nos separa de Dios para consagrarnos por completo a El.
 
 La Biblia nos dice en Ez. 4:8:” Y he aquí que pongo sobre ti ataduras, y no te volverás de un lado para otro, hasta que hayas cumplido los días de tu asedio”.Dios permite las trabas y las circunstancias adversas, no porque quiere mal para sus hijos, sino para permitirles crecer. Es un paso necesario.
 
 No te volverás de un lado para otro significa que nos mantiene enfocados en él, en necesidad diaria y permanente (de comida, de vestido, de afecto,…) y todo hasta que hayas cumplido los días de tu asedio
 
 3. El alimento de bendición
 
 Ez. 4:9 dice:” Toma también trigo, cebada, habas, lentejas, mijo y avena, y ponlos en una vasija, y hazte pan de ellos; según el número de días que te acuestes sobre tu lado, trecientos noventa días comerás de él”.
 
 Decíamos que el ser completo del hombre está formado de tres partes, porque Dios es Trino, y es ahí donde reside el hecho de que somos imagen y semejanza de Dios.
 
 El cuerpo del hombre tiene tres partes: cabeza, troco y extremidades. El alma tiene tres: mente, emociones y voluntad, y el espíritu tiene comunión, intuición y conciencia. En numerología, el numero nueve (9) significa bendición, multiplicación, es 3x3. El tres es la manifestación de Dios, conforme a su propia naturaleza. Si Dios habla dos veces confirma, pero si lo hace tres actúa.
 
 En la historia bíblica, el tres es el número de la manifestación de Dios: tres días esperó Abraham para salir hacia el monte al sacrificio de su hijo Isaac; tres días duraron los israelitas en cruzar el Jordán; tres días duró Jonás en el vientre del pez.
Cuando los fariseos le pidieron a Jesús una señal que probara lo que decía, les dijo que si no creían lo que les decía, al menos le creyeran por las obras que hacia, porque ellas daban testimonio de El. Y les dijo que no le daría otra señal mas que la de Jonás, porque en tres días podía destruir el templo y en tres levantarlo de nuevo, en referencia a su muerte y resurrección.
 
Tres veces negó Pedro a Jesús y tres veces lo afirmó luego. A los tres días resucitó Jesús porque era la consumación de su naturaleza de Trino y Uno, tres personas en una sola, la Divinidad; porque todo lo perfecto, lo sublime y puro, ocurrió en tres: 30 años de vida oculta, 3 que es Dios y 0 que es el inicio de la “llegada de la hora”; 3  es el período de su predicación; 33 años de vida, Dios culmina a los 3 años y medio su manifestación pública a los hombres y en 3 días resucita.
 
Arrestado al amanecer el día, condenado tres horas más tarde, crucificado tres horas después, muere tres horas posterior y es bajado de la cruz al atardecer, tres horas más tarde. ¿Y cuántos fueron al sepulcro y dieron testimonio de su resurrección?
 
Según el numero de días que te pongas sobre tu lado, trescientos noventa días comerás de elsignifica que cuando nos hacemos vasija para que el pan de vida alimente nuestras vidas, hay bendición de Dios, hay multiplicación, hay prosperidad, hay abundancia, pues podemos comer de los mejores y abundantes frutos, porque hay una cosecha grande preparada por Dios para darnos alimento de bendición.

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