Lic. Miguel Matos
En la vida
del hombre es importante poseer un espíritu humilde y no presumir de lo que es
capaz. Hay personas que suelen tener un alto concepto de si mismo, y subestiman
a los demás. Aunque el hombre disfrute del privilegio de estudiar, llegar a ser
un exitoso profesional y obtener reconocimientos en la sociedad por sus
aportes, es una hermosa virtud considerar a los demás como superiores a él.
"Porque todo el que se engrandece, sera humillado; y el que sea humilde, sera engrandecido." JESÚS. (Lucas 14:11).
Aunque eso no
es tan fácil, pero la Biblia exalta la importancia de la humildad cuando dice: "nada hagáis por contienda o por vanagoria; antes bien con humildad,
estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo", (Filipenses
2:3).
Sobre este asunto traigo una reflexion, la cual dice que en cierta ocasión se encontraron el sol y el viento en la cima de una gran montaña. Comenzaron a hablar. El viento comenzó a presumir de su temible potencia diciendo: ¿No has visto el poder destructor de mis enormes remolinos, ventiscas y tempestades? Puedo destruir casas, ciudades enteras, los cultivos y cosechas, llevo tormentas por donde se me antoja y lo que mas me gusta es que todos me temen.
Cuando por
fin terminó, fue el turno del sol quien se disponía a hablar para mencionar sus
proezas, pero en ese instante el viento lo interrumpió diciendo; será mejor que
tu no digas ni una sola palabra, porque recuerdo que fuiste derrotado por un
hombre llamado Josué que hizo que te detengas por casi 24 horas a medio día.
Pero el sol
interrumpió diciendo; en realidad no fue él quien me derrotó, y aun no
terminaba de hablar cuando el viento soltó una carcajada y replicó, no importa
quién, el hecho es que estás derrotado, mejor quédate a mi lado y te daré unas
cuantas lecciones, volteó, buscó y vio una barca en medio del mar, donde iban
13 hombres.
Estimado
amigo sol, dijo el viento, mira y aprende como azoto y pongo un profundo pánico
en esas personas.
Al instante
descendió el viento y trajo una tormenta terrible sobre esos pobres hombres que
no tardaron en atemorizarse, relámpagos y estruendos, lluvia y maremotos los
rodeaban por doquier, pero el viento notó que uno de ellos dormía, ¿acaso no
estoy siendo lo bastante fuerte?, se preguntó confundido y el viento arremetió
con todo su poder. La barca estaba a punto de hundirse y los hombres
despertaron al que dormía y este levantó las manos al cielo y ordenó a toda esa
tormenta que se detenga.
Al instante
sin saber lo que pasaba el viento se detuvo y su fuerza quedo minimizada a una
brisa cálida que refrescaba e invitaba a la tranquilidad.
El sol se
acercó con una sonrisa y le susurró al oído al viento; no te sientas mal, Él
mismo fue quien hizo que me detenga.
Aunque la
historia de ficción del viento y el sol nunca pasó, la historia de un Jesús
levantando las manos y reprendiendo a las potencias en el mar para que se haga
una gran bonanza , es real y aparece relatada en el evangelio de Mateo 8:24-26. Y he aquí que
se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca;
pero él dormía. Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: !!Señor,
sálvanos, que perecemos! El les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe?
Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande
bonanza.
Quizás este
mismo viento sopla fuerte contra tu familia, trabajo y proyectos, la tormenta
puede caer muy fuerte, queriendo acabar con todo lo que es tuyo.
Pero no te
entristezcas, aunque parezca que Jesús se ha quedado dormido en medio de toda
ésta tempestad, hoy más que nunca está presente para salvarte.
Si Jesús está
a bordo de tu barca, tu familia, negocio, ministerio, trabajo, etc, puedes
descansar seguro, porque aunque el viento sople con furia sobre tu vida, el
mismo Jesús que ya lo venció aquella vez, no tendrá problema en hacerlo
nuevamente para librarte a tí.
No puedes
lograr que los vientos dejen de azotar, solo asegúrate que Jesús esté en tu
barca. Si no fuera así, invítalo en este mismo momento, entrégale tu barca a
El, deja que la guíe, de esa manera puedes navegar seguro por la vida, sin importar
las amenazas que día a día te quieren perturbar y robar la paz.
Isaías 41:10
No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te
esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi
justicia.
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