Pastor, Dr. José Alexis Cedeño G. |
Note la
intensidad con que el Apóstol Pedro hace un llamado a la sobriedad. – Sobrio
contrario a ebrio. Mientras que el ebrio nos habla de una falta de equilibrio,
el sobrio nos habla de vivir de manera equilibrada.
1 Pedro 1:13
Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por
completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado;
1 Pedro 4:7
Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en
oración.
1 Pedro 5:8
Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente,
anda alrededor buscando a quien devorar;
Por
naturaleza el ser humano tiende a estar en los extremos, lo cual también es
notable en la vida cristiana. Los escribas y fariseos en la etapa introductoria
del ministerio de Jesús, muy conocedores de las Escrituras perdieron la
perspectiva del espíritu de la letra y evidenciaban externamente “su santidad”
con anchas filacterias y largos flecos indicadores de lo santo que ellos se
consideraban.
Jesús les
llamó a la sobriedad, al equilibrio… “y dejáis lo más importante de la ley: la
justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer
aquello”. Mateo: 23 23b.
Hoy igual que
antes encontramos a unos en un extremo y a otros en el otro, ninguno de los dos
extremos es bueno, SED SOBRIOS, el evangelio de Cristo son buenas noticias,
totalmente fundamentado en el amor lo cual no implica dejar la corrección; sin
embargo desde la perspectiva del amor, conscientes que el único que genera
cambios verdaderos y permanentes es el Señor Espíritu Santo.
Ebrios de
mostrar poder, de mostrar autoridad en su fuerza, los modernos escribas y
fariseos parados en este extremo para quienes todo lo que otros hacen es
pecado, hacer y dejar de hacer se resume en la simple razón de la letra de la
Palabra, para ellos eso es la santidad; igual pierden la perspectiva de la
justicia, la misericordia y la fe. Los
ebrios parados en el otro extremo, de que todo es permitido pues el Dios de
amor nos ha dado de Su gracia y sin importar nuestro comportamiento, Dios nos
mantiene en el “cuenco de Su mano” y nadie puede arrebatarlos de ahí. De la
misma forma pierden la perspectiva de la justicia, la misericordia y la fe.
Ambos parados
en La Palabra sólo que unos en un extremo y otros en el otro.
Ante éstas razones
es valioso preguntarnos ¿Dónde estamos parados?, ¿somos útiles en el avance del
Evangelio? o ¿Estamos deteniendo la obra de Dios por causa de nuestro ego
dogmático? ¿Hemos olvidado que la tarea suprema de la Iglesia es La predicación
del Evangelio? No ganar pleitos sino ganar almas.
SOBRIOS…Dios
cuenta con nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario