Lic. Miguel A.
Matos
En estos
momentos no solo el país, sino todo el mundo está atravesando por momentos
difíciles en el orden político, económico, social, moral y ambiental. Los
problemas políticos se han agudizado en el Medio Oriente con conflictos bélicos
en Irak, Afganistán, Siria y Egipto.
En el orden
económico hay malestar en países de la Euozona, como España, Grecia, Francia e
Italia y América Latina, como Argentina, Venezuela, Perú, México y Haití, entre
otros.
Asimismo, en
cuanto a lo moral se ha legalizado el uso de la marihuana, el aborto y el
matrimonio entre parejas del mismo sexo en Estados Unidos, en países de Europa
y de América Latina. Además, el mundo atraviesa por problemas del narcotráfico,
de la trata de blanca, ecológicos, medio ambientales en los polos Norte y Sur,
en la Amazonia, Brasil, y Perú.
El alto costo
de la vida, la desocupación, la desaceleración económica, la inminente
desaparición de la clase media, el aumento de la miseria, inciden en varios
países, incluyendo en el nuestro, pese a los esfuerzos que viene haciendo el
Gobierno para detener la inflación y la devaluación monetaria.
Ante tan
angustiosos problemas el mundo está inmerso en una situación de temor y en
cualquier momento podría desatarse un conflicto bélico colosal o fenómenos
naturales, como terremotos, tsunamis, huracanes. Estos factores mantienen en
una actitud expectante a toda la humanidad, como lo han predicho profetas de
los tiempos bíblicos y actuales.
Pero, en la
Biblia, Dios dice "no tengas miedo, porque he pagado tu rescate, te he
llamado por tu nombre; eres mío. Cuando pases por aguas profundas, yo estaré
contigo. Cuando pases por ríos de dificultad, no te ahogarás. Cuando pases por
el fuego de la opresión, no te quemarás; las llamas no te consumirán". Isaías
43:1-2.
Tenemos que
reconocer que siempre hay algo de qué preocuparse, el miedo está por todas
partes, además los medios de comunicación nos agobian tratando siempre este
tema. La multiplicación de las catástrofes, sumadas a los problemas económicos
y ecológicos, también son factores que contribuyen a mantener el temor entre
nosotros.
La palabra
temor en el diccionario, es definida como un sentimiento de inquietud o
angustia que mueve a rechazar o a tratar de evitar las cosas que se consideran
arriesgadas o peligrosas. También es considerada como una señal de alarma, que
nos permite escapar del peligro, aunque la mayoría de las veces nos paraliza.
Pero existe
otro tipo de temor, que es positivo, el cual la Biblia lo define como el
principio de la sabiduría. Este es el temor a Dios, que nace cuando somos
conscientes de la grandeza de nuestro creador y del hecho de que un día él
juzgará nuestras vidas.
Éste temor
nos aparta del mal y hace que vivamos cada momento agradándole a Dios, porque
tenemos siempre presente que su amor es perfecto, no depende de las
circunstancias ni de lo que cada uno haga o deje de hacer, pues Dios es amor.
Y si tememos
desagradarle a Dios porque lo amamos, entonces buscaremos cada día su
presencia, tendremos el ferviente deseo de vivir siempre más cerca de él,
echando fuera de nuestras vidas la angustia y la ansiedad.
La Biblia no
nos dice que los peligros anunciados por los medios de comunicación son
imaginarios, pero si nos revela a un Dios que tiene planes de paz y felicidad
para cada uno de nosotros, un Dios que quiere darnos razones para tener
esperanza.
¿Si siempre
Dios nos muestra su fidelidad y bondad, por qué tendríamos ahora que dudar de
su protección, guía y provisión? Dios existe y nos ama, por dichas razones es
que podemos vivir sin temor, depositando nuestro futuro y sueños en sus manos y
aunque tengamos que enfrentar situaciones difíciles, tengamos presente que Dios
siempre estará a nuestro lado, dándonos el aliento, la fuerza y dirección
necesarias para superarlas.
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