miércoles, 9 de julio de 2014

ESPANTO OCULAR EN TIEMPOS DE CHIKUNGUNYA

José Miguel Tejada Medina
Mateo 24:7 “Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino y habrá pestes y hambre; y terremotos en muchos lugares.”

En la actualidad la República Dominicana, está siendo afectada por una peste que las autoridades de salud pública han denominado Chikungunya, la cual es una fiebre viral, producida por un alfa virus, que tiene como vector principal al mosquito de la fiebre amarilla y el dengue, conocido por su nombre científico: Aedes aegypti, aunque investigaciones recientes del instituto Pasteur de Paris dan cuenta de que este virus ha sufrido una mutación que lo hace susceptible de ser transmitido por el mosquito tigre asiático, cuyo nombre científico es Aedes albopictus. Esta maléfica enfermedad se presenta con diferentes y variados síntomas, al menos como se ha presentado en el país, tales como: fiebre por encima de 40 grados, fuertes dolores en las articulaciones, hinchazón en las extremidades, vómitos, diarreas, erupciones cutáneas y picazón, conjuntivitis, entre otras.

Dadas estas características y la rápida expansión en la población y los distintos territorios del país, han surgido voces que cuestionan, si se trata efectivamente de esa enfermedad o es una peste diferente con otros orígenes, como por ejemplo daños al medio ambiente en el manejo inadecuado de desechos tóxicos en algunos puertos. Hay quienes señalan que por las dimensiones que ha tomado, no parecen indicar que la transmisión de la enfermedad sea por medio del mosquito, incluso algunos médicos  así lo han externado hasta públicamente, lo cierto es que muchas actividades empresariales, religiosas, sociales y personales se han visto afectadas por esta terrible enfermedad o peste como usted quiera llamarle que nos azota.

Al pueblo de Dios, no debería sorprenderle, todo esto que está aconteciendo, pues ya nuestro Señor Jesucristo nos advirtió en su Palabra, las cosas que han de manifestarse como señales, como principio de dolores, antes que sea manifestado el día del Señor, por lo que como discípulos suyos estamos llamados a llevar el mensaje de salvación a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; Enseñándoles todas las cosas que Él ha mandado y como le dice Pablo a Timoteo: “Que prediques la Palabra, que instes a tiempo y fuera de tiempo, redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.” (2da. Timoteo 4:2)

Gracias al Dios Todopoderoso mi núcleo familiar no ha sido afectado por esta peste, sin embargo viví una experiencia traumática la pasada semana, que he denominado: Espanto Ocular en tiempos de Chikungunya, pues resulta que de manera accidental se resbaló a mi ojo izquierdo una crema cicatrizante de heridas en la noche del martes, pero esta no manifestó sus daños hasta el miércoles a partir del mediodía, donde en principio parecía una manifestación de conjuntivitis, por la comezón y el dolor en los ojos, sobre todo el afectado, por lo que se pensó que la peste había entrado por vía de los ojos, pero no fue así, sino que el enemigo creyó que podía dejarme con un ojo menos, equivocándose nueva vez, de que como dice la Palabra en Romanos 8:28 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.”

Allí estaba viviendo todo un espanto, pues le relato que esos síntomas iniciales llegaron a un nivel de manifestación, que las lágrimas y abundante agua salía además por la nariz, que empapaba el pañuelo y el dolor se incrementaba que pareciera que el ojo iba a explotar y era un verdadero espanto, visto ese cuadro aterrador, mi esposa decide ir a Otorrino e hizo una cita con un oftalmólogo y regresa a buscarme, pero me encuentra aún peor y entiende que lo correcto es ir a emergencia, mas a pesar del mal, le digo: sigamos con la cita porque eso es del ojo, del cual ya no puedo ver y solo la misericordia de Dios me calmaba por momentos el insoportable dolor, hasta que al fin llegamos donde el médico, que me observa y me dice: pero varón y que usted se hizo en este ojo, porque ha dañado el epitelio y su cornea esta dislocada y a la verdad que no se ¿cómo usted soporta?.

En medio del dolor y la difícil situación, clamaba a Dios: Dios mío, dice tu Palabra en Jeremías 33:3 “Clama a mí, y yo te responderé y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tu no conoces” sabes yo he hecho mía esta palabra, porque en mi proceso de caminar en la fe, he visto las maravillas de Dios en mi vida y cada vez estoy más dispuesto a depender de mi Cristo Jesús, convencido que el propósito de Dios, no hay diablo que lo cambie, y si hemos aceptado al Señor de corazón y estamos dispuestos a depender de su eterno poder y deidad, seremos victoriosos en Cristo.

El doctor hizo su procedimiento, terminó de retirar la membrana dañada, me aplicó los antibióticos y tapo el ojo, para chequearme el viernes en la tarde, diciéndome que eso se regeneraría de manera natural a su tiempo, pero mis amados, ya el jueves en la noche yo sentía que Dios había hecho la obra, de manera que cuando fui a chequearme le dije al doctor que estaba bien, pero él dijo: no espere deje que le cheque, para cuando lo hizo quedo sorprendido, porque dice la Palabra: “Pero fiel es el señor que os afirmará y guardará del mal.” (2 Tesalonicenses 3:3). Se equivocó Satanás, otra vez. Gloria a Dios, Vive mi Cristo y viene pronto. Maranatha.

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Si, muy buen testimonio, para la honra de nuestro Padre Celestial. HalleluYAH!

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