Pastor Luis Reyes |
VISIÓN: del hebreo Chazón, que significa visión profética,
sueños y revelación. Cuando no hay visión, el pueblo se desenfrena (Pr. 29:18).
Del griego Horasis, que tiene que ver con el sueño que Dios pone en el corazón
por la habilidad de percibir o discernir con los ojos de la fe. Sin visión hay
una vida sin rumbo y sin dirección. La Biblia inglesa “King James” dice: el
pueblo fue destruido porque le falto visión. (Os. 4:6). La visión es alentada
por la pasión y la acción, es la consecuencia a mediano y largo plazo de la
pasión, la fe y el trabajo cristiano.
A PROPÓSITO DE VISIÓN
Los términos en hebreo y griego
se refieren a experiencias de éxtasis y de trances; principalmente de los
profetas. Ezequiel y Daniel descuellan en este sentido, parece haber sido un
medio normal por el que los profetas recibían la revelación de Dios (Is. 1:1, m
1:1, 2 Sam. 7:14 y 17). Su ausencia deja
a la comunidad sin dirección (1 Sam. 3:1 y Pr. 29:18).
En el Nuevo Testamento la visión
bíblica no es un simple trance místico, sino que va acompañada por la palabra
que anuncia la voluntad de Dios, sea por las circunstancias del momento
(Hc.7:7), o su propósito final (Evangelio de Juan).
El Dr. Lucas y el apóstol Pablo
son los que en el Nuevo Testamento le dan protagonismo a la registración de las
visiones (Lc. 1:22; Hc. 2:17, 12:9 y 18:9; 1Co. 13:2 y 2Co. 12:1). Otro sentido
de visión comprende la amplitud o dimensión con la que se mire una área
determinada o integrada de la obra de Dios, o de cualquier proyecto personal,
profesional, empresarial y familiar. Individual o en conjunto, la visión fluye
de la palabra de Dios, la cual usa el Espíritu Santo como su instrumento para
educarnos en principios y leyes del Reino, y darnos una mirada de sabiduría
para cada área del mundo físico y espiritual.
La Biblia dice: Porque las cosas
que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que,
por la paciencia y la consolación de las escrituras; tengamos esperanza (Rm.
15:4).
PENSAMIENTOS Y ETAPAS DE LA
VISIÓN DE DIOS
Lo que Dios origina, el mismo lo
dirige (la visión). Las visiones se van refinando, no cambian, sino que se
revisan los planes, raras veces permanecen estáticas, mueren en una atmósfera
de división, rebeldía y apatía. Toda visión de Dios está cargada de un gran
potencial. El final de una visión dada por Dios; es el mismo Dios. Mantener la
visión es algo que exige fidelidad al plan de Dios. La visión de Dios exige una
constante atención. El mantenimiento de una visión exige firmeza en el
liderazgo. La visión de Dios no siempre exige una actuación inmediata. Comparta
su visión con la persona adecuada y en el momento correcto. Mientras esperamos
hay tres cosas importantes que suceden:
1. La visión madura en nosotros:
Toda visión comienza siendo una idea, no toda idea cargada es apta para
convertirse en visión, el tiempo nos permite distinguir entre las buenas y
mejores ideas. Por cuales visiones valdrá la pena lanzar nuevas vidas. Las
visiones inmaduras son débiles, muy rara vez llegan a entrar al mundo real.
Para que una visión sobreviva debe estar madura antes de entrar al mundo
crítico de los humanos. Solo las ideas de Dios permanecen, las humanas se caen.
2. La madurez nos prepara para la visión: Dios nos hace crecer al tamaño de
nuestra visión, el joven prueba y escoge la ropa que le sirve. La visión
capacita para soportar la preparación. Al principio su visión será superior al
grado de competencia. Moisés y Josué tuvieron que esperar (da la sensación de
pérdida de tiempo). 3. Dios Está Trabajando, Preparando El Camino: La visión de
Dios es mucho mayor que nosotros, Dios trabaja preparando el escenario. La
visión es impuesta por Dios, como un imperativo moral. Con una visión que ha
sido dispuesta por Dios, estará en sintonía con lo que Dios está haciendo en
ese momento. ¿Cuál es el problema? ¿Cuál es la solución? ¿Por qué hacerlo? ¿Por
qué ahora? Un proverbio chino dice: “Si tu visión es para un año, siembra
trigo. Si tu visión es para diez años, siembra árboles. Si tu visión es para
toda la vida, siembra gente”.
Visión es la diferencia entre lo
que somos y anhelamos ser. Mientras esperamos hay cinco cosas importantes que
suceden. Caso de David. 1. Etapa: cuando la pasión está sola y la visión está
en etapa de ingenuidad. De adolescente fresco hasta ser ungido por Samuel en su
casa de Belén. (1Sam. 16:11-13). Periodo de incredulidad. 2. Alcanzamos cierta
madurez dentro del proceso de preparación. La visión progresa en nosotros.
(1Sam. 17:1-18:30). Después del triunfo sobre Goliat, inicio persecución de Saúl.
3 .Alcanzar cierta estatura espiritual nos prepara para la visión mediante
situaciones dolorosas. Once años de desesperación y angustia (1Sam.
19:1-29:11). 4. Dios está trabajando, preparando el camino. Para que la visión
se convierta en realidad. (1Sam. 31, 2Sam. 2:1-7). Muerte de Saúl y Jonathan
David es ungido. 5. Realización de la visión de Dios. Rey de Israel (2Sam.
5:1-5).
La visión del propósito siempre
nos lleva a un destino marcado por el mismo Dios, el cual, usa su providencia y
soberanía para llevarnos al fin anhelado. El Dios de Israel dice: porque yo sé
los pensamientos que tengo acerca de nosotros, pensamientos de paz, y no de
mal, para daros el fin que esperáis (Jer. 29:11), y Pablo a los Efesios
declara: Y aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más
abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en
nosotros; a él sea la gloria, en la iglesia en Cristo Jesús, por todas las
edades, por los siglos de los siglos, amén. (Ef. 3:20).
Cada etapa de esa gran
trayectoria que es la visión, tiene su proceso, que generalmente está lleno de
amarguras, presiones, traiciones, desaliento e inquietudes. Es la manera que
usa Dios para preparar al creyente fiel a fin de recibir la bendición en gozo,
pero con estabilidad espiritual y emocional, con firmeza y carácter. Acompañado
de las cicatrices que lo identifican con los padecimientos de Cristo (Fil.
3:10). El pensador cristiano dice: Que detrás de un ministerio de éxito hay
muchas etapas donde han estado presente las lágrimas, el dolor y la tristeza.
EL PROPÓSITO DE DIOS EN CRISTO
DIMENSIONA NUESTRA VISIÓN
En su impresivo a los Efesios
Pablo dice: A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue
dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las
inescrutables riquezas de Cristo, y de aclarar a todos cual sea la dispensación
del ministerio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas;
para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de
la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, conforme
al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor, en quien tenemos
seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en él. (Ef. 3:8-12).
La acción del Espíritu Santo a
través de la palabra revelada llevó a Pablo a entender y anunciar por gracia el
evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo y la declaración de lo que
fue un misterio escondido desde los siglos en Dios, pero que ya no lo es,
porque en su multiforme sabiduría Dios lo ha dado a conocer en Cristo por medio
de su amada iglesia en dirección al propósito eterno que Dios el Padre hizo en
Cristo Jesús, Señor nuestro. Nada fue improvisado, todo obedeció a un plan
eterno, a un diseño, preconcebido desde antes de la fundación del mundo. (Ef.
1:4-5).
Dios vive un eterno Es,
significa que el pasado y el futuro es presente para él. Todo lo que hace es
conforme a un plan perfectamente organizado y para cada evento de su propósito
en la historia tiene un tiempo (Gal. 4:4). Además, usa su providencia para
entrar en la historia de los hombres a fin de realizar lo que se ha propuesto.
Dios vio y planeo primero lo que
quiso en su infinita sabiduría, de manera que siguiendo su voz y el ejemplo de
Cristo, tenemos luz para transitar el camino de los principios del Reino de
Dios. Los cuales nos darán una nueva visión: clara organizada, viva y
realizable para alcanzar nuestro destino en este mundo.
En el cuerpo de gloria el Señor
ordenó a sus discípulos ir a las naciones a proclamar el evangelio de salvación
con la encomienda de hacer discípulos, bautizándoles en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo y enseñándoles a guardar todas las cosas que él
ordenó, a la vez que prometió su presencia hasta el fin del mundo. (Mt.
28:19-20). La gran comisión es un desafío para cada generación de creyentes. En
los días de Cristo había 80 naciones en el mundo. Hoy hay 193 que con los
territorios no constituidos como nación pueden llegar a unas 215. Significa que
en nuestra generación el compromiso de la iglesia es mayor, en un mundo
convulsionado y cambiante.
El Señor les hizo tal encomienda
a los discípulos de su generación sin entregarle un solo sestercio (dólar
imperial), ellos se esforzaron y convirtieron la visión en misión y la misión
en la resultante de una iglesia fuerte y vigorosa. Veinte siglos después, la
iglesia de esta generación continúa con el desafío de la Mega Visión del Hijo
de Dios. Una visión tal, que después de tantos siglos la encomienda de ir a las
naciones de la tierra para hacer discípulos, aún se mantiene intacta. Una
prueba fehaciente de que la visión de Dios no muere.
PARTICULARIDADES DE LA VISIÓN
Todo el que vive solo de sueños
es un soñador y no ve resultados si no hay acción que persiga alcanzar tales
sueños. Calderón de la Barca dijo: “Los sueños, sueños son”. Porque en esencia
si el hombre no le pone acción y dirección se desvanecen sin resultado alguno.
Por otro lado, los visionarios
son los que están conscientes que para alcanzar las metas de una visión
organizada se necesita trabajar con tenacidad y perseverancia. El visionario
sabe que la fe, que es la acción en el proyecto, es imprescindible para
alcanzar el pináculo de la visión. El pensador dice: “El soñador espera que
alguien haga las cosas que él ha visto en sus sueños”. Pero el visionario va él
mismo a luchar con las circunstancias de la cotidianidad hasta ver convertida
en realidad su visión de las cosas. El soñador espera a otro; el visionario va
al mismo.
Si no tenemos un plan, no
llegaremos a ningún lugar, nos quedaremos estáticos y nuestras vidas y tiempo
se consumirán como una vela encendida en la oscuridad. Solo con un plan
llegaremos al lugar propuesto, si luchamos
mano a mano por lo que anhelamos alcanzar.
Tener un plan no es suficiente,
necesitamos una visión clara que responda a los Por qué, para qué, cuándo, cómo y dónde. Debemos
desarrollar la visión que Dios nos ha dado con un buen enfoque, con dirección
correcta, porque cuando la acción se ejercita direccionada produce resultados
positivos. Emplear sacrificios, empeño y fuerza desordenada es inútil e
ineficaz. Sólo cuando desarrollamos un proyecto dentro de la visión de Dios,
empleando ideas trabajadas, pulidas y fuerza bien direccionada; veremos
resultados positivos, producto de la ejecución de acciones efectivas de la
visión de Dios. Solo aquellos que perseveran en procura de capturar la
realización de la visión que han recibido de Dios; triunfan.
REFLEXIÓN FINAL
La visión de Dios ha sido
constituida en fundamento de nuestra visión, la cual se desprende y depende
viva de la visión de Dios. La unidad con Dios en Cristo nos hace ser creativos,
visionarios y perseverantes. Los principios que rigen la visión de Dios
alimentan nuestra visión y nos alejan de las emociones, sentimientos y el punto
ciego que tiene todo ser humano.
La visión de Dios le da sentido
y destino a nuestras vidas, la visión de Dios nos da seguridad y certeza de los
que nos proponemos alcanzar. La visión de Dios ordena nuestro mundo, nos da un
camino y pautas a seguir; una visión clara nos lleva a la conciencia de cuáles
son nuestros objetivos y nos inspira a ir en pos de ellos, en los ámbitos de la
vida espiritual, familiar, profesional, y de emprendurísmo. Pueblo de Dios, que
el Espíritu Santo aclare nuestros ojos, a fin de que, veamos lo que Dios ve;
expresión de sintonía con la mente, corazón, propósitos, visión y misión de
Dios. Gracia,
Misericordia y Paz.
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