Por Miguel A.
Matos
Ahora mismo
estamos viendo un mundo que se debate ante serios problemas, materiales y
espirituales. La gente no sabe qué hacer y su preocupación va en aumento día a
día, cuando ve que la naturaleza está enfurecida por la gran contaminación que
el hombre ha desatado y su consecuencia desastrosa. En esta última década se
han registrado los más mortíferos terremotos, tsunamis, ciclones, tornados,
inundaciones y deslaves.
Los problemas
ambientales, económicos y sociales, se refieren a situaciones ocasionadas por
actividades, procesos o comportamientos humanos, económicos, sociales,
culturales y políticos, entre otros; que trastornan el entorno y ocasionan
impactos negativos, y no se limitan a un país o región, si no que semanifiestan
extensa e intensamente por todo el planeta caracterizado por la contaminación y
obstrucción en todo el mundo.
Pero otros de
los problemas que sufre la humanidad son las guerras, los rumores de guerras,
las pestes, las enfermedades incurables como el cáncer y el SIDA, la hambruna,
las crisis económica, la inversión de valores, el narcotráfico, lavado de
activos, legalidad del aborto y de los matrimonios entre el mismo sexo;
homicidios, terrorismo, femenicidios, alto costo de la vida, la impunidad y la
corrupción en todas sus vertientes. Recordemos que el mundo está bajo el
maligno.
¿Cómo
podríamos cambiar esas aberrantes situaciones que actualmente sufre el mundo a
causa del hombre que se ha corrompido a causa del pecado? Nosotros los
cristianos somos los que tenemos la responsabilidad, con la ayuda del Señor
Jesucristo y su palabra, de cambiar estas aberraciones, que nos afectan, como
embajadores que somos de Dios aquí en la tierra, predicando el Evangelio de
Salvación y Vida Eterna.
Querido
hermano y hermana que lees este mensaje, el Señor ha dicho de ti y nosotros que
somos luz del mundo. Mateo 5:13. Que si bien es cierto en otro tiempo vivimos
alejados del Señor metidos en las cosas del mundo sirviéndole a la avaricia,
haciendo cosas deshonestas, adorando ídolos mudos, sumidos en peleas y
discusiones sin sentido, hoy por la gracia y la misericordia de Dios hemos sido
rescatados para ser luz del Señor. Efesios 5:8.
Entonces tú y
yo tenemos la responsabilidad de mantener viva esa llama de vida, esa luz que
nos ha de convertir en solución frente a todos los problemas y sinsabores de
este mundo. Y para ser verdaderos hijos de Dios, de la luz, tenemos que
someternos al Señor, entiéndase bien solo en la sumisión al Señor , al Dios de
la Vida, tendremos fuerzas y coraje para vencer el mal e iluminar con nuestro
testimonio de amor cada sitio, lugar y momento en que nos encontremos. Santiago
4:7-8 y 10. Y para lograr ese propósito tenemos que permitir que sea Dios el
que nos prepare.
Es necesario
que entendamos también que solo en esa sumisión a Dios, en esa actitud de
apertura a Dios, tendremos el terreno abonado para que el nos forme, nos
eduque, nos moldee a través del conocimiento de su palabra, para que entendamos
que nuestra capacidad viene de Dios. 2 Corintios 3:4-5; y que su poder se
revele a través de nosotros los cristianos..
Porque El así
lo ha dicho: pondré mi ley en cada uno de ustedes, ¿pero como la pondrá, si no
estudiamos la palabra a profundidad, si nos quedamos en emocionalismo, si no
hay cambios de actitud, si no se da una reestructuración de nuestros
pensamientos? Hebreos 8: 10.
Tenemos que
crecer en gracia y conocimiento de las cosas de Dios 2 Pedro 3:18 porque no
podemos vivir lo que no sabemos, no podremos practicar y vivir si la palabra
del Señor no está metida en nuestro ser.
Y crecemos en
gracia cuando nos apartamos del mal, de lo sucio, de lo inmundo, de lo
perverso, de ese culto fariseo a Dios donde creemos que moviéndonos al ritmo de
la música mundana descenderá el Espíritu de Dios a nuestras vidas; falso, el
espíritu de Dios se mueve cuando nos apartemos del mal y la mentira. 2 Timoteo
2:19.
Alejados del
mal y llenos del Espíritu Santo tendremos el coraje para pelear la buena
batalla de la fe, 1 Timoteo, 6:11. Y desde allí queridos hermanos y hermanas,
sólo desde allí podremos ser hacedores de la palabra, Cristos vivos, templos
que deambulan por el mundo atrayendo como un imán a todos los que han de ser
salvos. Santiago 1:22.
Y cuando
hagamos todo esto entonces se cumplirá el propósito de Dios en nuestras vidas,
cual es, el ser santos, Tesalonicenses 4:6. Porque tú y yo sabemos que sin
santidad nadie verá al Señor, Hebreos 12:14; si somos santos seremos
instrumentos efectivos para Dios, para cumplir exitosamente su propósito de
salvar a los perdidos que son como la arena del mar. Mis
bendiciones para todos los lectores.
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