martes, 14 de febrero de 2012

Pastor Luis Reyes

A proposito del Carnaval
(2da. parte)

EN LA EDAD MEDIA
El carnaval se manifiesta de manera diferente aunque sus principios siguen siendo los mismos de la antigüedad. Es seguido por hombres y mujeres que ocultaban sus caras con máscaras, para continuar practicando los ritos de diversión lujuriosa en toda su plenitud, ocultando su identidad tras las máscaras más dispares y sorprendentes. Inflexible en los ayunos, abstinencias y cuaresmas, y con persecuciones a quienes no respetaban las normas religiosas; sin embargo, renació el carnaval y continuó la tradición hasta la actualidad en muchos lugares del mundo. En esta época, era celebrada con juegos, banquetes, bailes y diversiones en general, con mucha comida y mucha bebida, con el objeto de enfrentar la abstinencia con el cuerpo bien fortalecido y preparado.

En la España de la época de la Conquista y la Colonia ya era costumbre durante el reinado de los Reyes Católicos disfrazarse en determinados días con el fin de gastar bromas en los lugares públicos. Mas tarde, en 1523, Carlos I dictó una ley prohibiendo las máscaras y enmascarados. Del mismo modo, Felipe II también llevó a cabo una prohibición sobre máscaras. Fue Felipe IV, quien restauró el esplendor de las máscaras.

EN LA ACTUALIDAD
En los países de habla hispana, la presencia del carnaval ha sido relevante. En España, los más importantes son: el de las Islas Canarias y el de Santa Cruz de Tenerife. En Argentina, los carnavales más notables son: el de Corriente, y el de Buenos Aires, su capital, que conserva intacto rituales de la fecundidad, la juerga desenfrenada, los bailes y el típico entierro y desentierro del carnaval. También se destaca el Carnaval de Oruro en Bolivia.

En cuba pueden ser mencionadas las comparsas al ritmo de danzas tropicales mezcladas con vestidos chillones, las mascaras exóticas y sus iluminadas carrozas. En la región de Iquito, Perú, el final de carnaval consiste en el sacrificio de un pelele llamado Imicha, nombre de una palmera que deberá ser derribada por los mozos. En Panamá, Ecuador, Chile, México, Venezuela, Puerto Rico, Rep. Dom. y Paraguay el carnaval ha decaído notablemente con relación a las celebraciones de otros años. Aunque en Sto. Dgo. se experimenta un resurgir del carnaval en los últimos años. En todo caso, todavía sobrevive en estos países la elección de la reina o rey del carnaval (el rey Momo o Kalifé), las comparsas y los desfiles de diablos cojuelos, carrozas y personajes del folklore de cada nación.

EL CARNAVAL DE BRASIL
El más importante de los carnavales del mundo es el de Brasil, llevado a ese país por los portugueses en el siglo XVII. Cuentan los que conocen la historia, que estos carnavales aún no han cumplido los 200 años. Pero al igual que todos los carnavales del mundo tienen su origen en las grandes ceremonias romanas propias del mes de febrero, mes de las purificaciones.

En sus primeros tiempos, los carnavales de Brasil tenían el formato de batallas. No nos recuerdan las antiguas lides entre Don Carnal y Doña Cuaresma, es decir, entre los carniceros y los pescateros, de los que aún quedan vestigios, sino que nos retrotraen a los ritos lustrales que acompañaban el Carnaval. Nada de escobas, como en Europa; se tiraban directamente los trastes a la cabeza. Se trataba de vaciar la casa de trastes viejos y, por lo visto, la gracia estaba en darle a alguien con ellos. Estas prácticas desataban no poca violencia, que acababa en tragedia. Pero esta es una característica que acompaña a muchos carnavales. Al fin y al cabo, en sus antiguos ancestros griegos y romanos, etc. No se concebía la gran procesión del Carrus Navale o su equivalente, sin el respectivo sacrificio. Hoy también se paga este precio.

El Carnaval de Rio de Janeiro comprende 4 días de desfiles interminables donde las Escolas compiten en vestuarios, bailes, carrozas, disciplina, tiempo y tema escogido, para su paso por el escenario de competencia. La ciudad se convierte en una locura esos días, turistas de diversas regiones del mundo, consumo de drogas, intoxicaciones con bebidas alcohólicas y comidas, asaltos, accidentes fatales, nudismo, orgias y aberraciones sexuales, etc. Además, las maldiciones desatadas por las brujas de las Escolas, donde muchas practican la religión africana conocida como Makumba.

CARNAVAL DOMINICANO
El Carnaval es la fiesta folklórica religiosa de mayor tradición de República Dominicana. Es una mezcla muy variada por regiones de elementos y tradiciones africanas traídas por los esclavos transportados al nuevo mundo. Se produce desde la colonia, en víspera de la cuaresma cristiana, cuando los habitantes de Santo Domingo se disfrazaban imitando las carnestolendas europeas. Si desde el siglo XVI “hubo máscaras en la ciudad de Santo Domingo”, lo cierto es que la tradición colonial creció con las gestas republicanas del 27 de febrero de 1844 y del 16 de agosto de 1865, al punto de que casi desde entonces nuestros carnavales se celebran en estas fechas, no importa si se encuentran fuera de las carnestolendas y, por lo común, ya dentro de la propia cuaresma.

Se confunden en las festividades los diablos cojuelos, con sus trajes de capa cubiertos de espejos, cascabeles y cencerros, que ridiculizaban a los señores medievales, con los platanuses y otros disfraces netamente africanos, así como un sinnúmero de manifestaciones del folklore popular. Los lechones de Santiago aparecieron después de la Restauración al amparo de los bailes y máscaras celebrados en la casona de Madame García. Actualmente los carnavales más importantes son: el de Santo Domingo, La Vega y Santiago.

ENFOQUE BÍBLICO DEL CARNAVAL
Si evaluamos las fiestas de Carnaval desde sus orígenes, desarrollo y actualidad a la luz de la Biblia, llegaremos a la justa conclusión de que son fiestas paganas, carnales y mundanas que exaltan a Satanás. El Carnaval es la oportunidad para dar rienda suelta a toda clase de impulso comprimido en el interior de la gente. La Biblia dice: “y manifiesta son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgias y cosas semejantes a éstas, acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el Reino de Dios”. (Gal. 5:19-21). Además la Biblia tiene reproche para los que se disfrazan fingiendo ser otros como los casos de Saúl (1 Sam. 28:8-10), Josías (2 Cron. 35:20-24), y la mujer de Jeroboan (1 Reyes 14:1-6).

Costumbristas, folkloristas y sociólogos dicen que los carnavales son expresiones del folklorismo popular. Yo agregaría que tienen un trasfondo religioso pagano, contrario a los valores de la palabra de Dios. Quien participa en tales fiestas une la esencia de su persona a los espíritus caídos que operan en ellas. Aquellos que somos de Cristo permanezcamos fieles al pacto, y los que no han hecho su pacto de fe, reciban a Cristo como salvador personal y tendrán su presencia en este mundo más el don inigualable de la vida eterna. (Jn. 6:47).

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