Por: Pastor Otoniel Font
Hay creyentes que piensan que, al presentar su petición delante de Dios
en oración, cumplen con su parte; pero una expresión de fe es tan solo el
comienzo de la parte que nos corresponde. Una vez oramos, hay ciertas acciones
que debemos tomar, ciertas posturas que debemos asumir.
¿Cómo tener una visión clara de lo que Dios tiene para
ti en el tiempo de crisis? El primer capítulo
del libro de Habacuc, trata de la queja del profeta acerca de la situación que
el pueblo está viviendo. El segundo capítulo comienza diciendo: Sobre mi guarda
estaré, sobre mi fortaleza afirmaré el pie, y velaré para ver lo que se me
dirá.
Luego de expresar su queja delante de Dios, Habacuc reconoce que ahora
le toca a él hacer algo. La guarda era el lugar donde estaba el centinela, el
velador; era un lugar alto donde se miraba a lo lejos, velando por los ataques
que pudieran llegar. La primera acción que tú tienes que tomar después de orar
es la misma que tomó Habacuc: ponerte sobre tu guarda, ponerte en un lugar
alto.
Dios nunca habló a los grandes hombres de Dios, y a los profetas, en los
valles, sino en las montañas. Cada vez que Moisés iba a hablar con Dios, Moisés
subía al monte. La revelación más grande que recibió Abraham, la recibió cuando
subió al monte a sacrificar a su hijo Isaac. Allá arriba se encontró con Dios
mismo y se dio cuenta que Jehová Yireh, Jehová proveerá. Tú no puedes seguir pensando que Dios va a
responder a tus peticiones estando en el mismo estado espiritual bajo el que te
encuentras hoy.
¿Por qué ir a la iglesia? Porque siempre la casa de Dios, espiritualmente hablando, está en un
monte alto. Cada vez que el pueblo de Israel se dirigía a Jerusalén, dice la
palabra que el pueblo “subía” a Jerusalén. Cuando iban a Egipto, dice que
“bajaban” a Egipto. Porque el mundo siempre está en lugares bajos, mientras que
la palabra del Señor siempre se proyecta en lugares altos.
En Apocalipsis, lo primero que Dios le dijo a Juan fue: Sube acá arriba.
Einstein decía: No puedes resolver un problema, con la misma mente que lo creó.
Tienes que buscar otra mente, otro pensamiento. Por eso la biblia dice que más
alto que tus pensamientos son los pensamientos de Dios, y que más altos que tus
caminos son sus caminos. Muchos oran y luego se abandonan, sin darse cuenta que
cuando oran es cuando más alto tienen que subir.
Elías subió al monte, Moisés subió al monte, y Cristo pasaba la mayor
parte del tiempo en el monte, no en el desierto. Cristo no pasó desiertos (en
plural), sino que pasó un solo desierto, de cuarenta días; terminó lo que tenía
que terminar en cuarenta días, y nunca más volvió al desierto. De ahí en
adelante lo que hacía era subir al monte a orar, porque no puedes alcanzar
milagros, no puedes alcanzar el poder de Dios, en un lugar bajo, en un
desierto, en un lugar de depresión. Y cuando tú subes, y te encuentras con
Dios, lo que está abajo no tiene oportunidad de vencerte.
¿Por qué ir a la iglesia? Tú podrías leer la biblia en tu casa, pero nada como hacer el viaje a
un lugar alto.
A los lugares altos no va mucha gente, porque no todo el mundo quiere
hacer el esfuerzo; pero por eso mismo es que tampoco todo el mundo tiene los
mismos resultados. El Dios al que le servimos es un Dios de galardones; dice la
biblia que él es galardonador de los que le buscan.
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