Prácticamente en cada civilización que ha
existido en la tierra, los hombres han manifestado un deseo insaciable de
adorar a alguien o a algo. De este hecho innegable testifica la historia. Desde
el comienzo del tiempo, la gran mayoría de la raza humana ha creído de alguna
manera u otra en un ser sobrenatural y también ha participado en alguna forma
de adoración, por muy primitiva (e incorrecta) que haya sido.
Aun los que rehúsan adorar al único Dios
verdadero expresan su anhelo de venerar a otros supuestos dioses, a otros
hombres, a los cuerpos celestiales, a los animales, a las imágenes o aun a sí
mismos.
¡OJO! No digo que esté bien adorar a los
hombres, a los animales, o a las cosas sino simplemente que todos los hombres
desean honrar a alguien o a algo; es un anhelo universal.
En el Nuevo Testamento, la palabra
"adorar" quiere decir "actuar piadosamente hacia [alguien o
algo]" (EUSEBEO) o "hacer reverencia, dar obediencia a
[alguien]" (PROSKUNEO) (W. E. Vine, Diccionario Expositivo De Palabras Del
Nuevo Testamento, Vol. 1, p. 47).
Algunos sinónimos por la palabra "adorar" son: venerar,
reverenciar, honrar, exaltar.
El hombre adora a Dios con los labios,
alabándole por lo que es y dándole las gracias por lo que ha hecho, Ef.
5:19,20. Pero también le adora con todo su ser (cuerpo y mente) obedeciendo su
voluntad, Ro. 12:1,2. Dios quiere que todos los hombres le adoren de esta
forma.
DIOS QUIERE QUE LE ADOREMOS A ÉL, Y SÓLO A ÉL.
Dios busca a verdaderos adoradores, Jn. 4:24. El punto principal de este
versículo es que Dios quiere encontrar a cierta clase de adoradores. Dios busca
a personas que estarán dispuestas a adorarle "en espíritu y en
verdad".
En Romanos
1:20, el apóstol Pablo indica que
Dios se nos ha revelado a través de la creación, o sea, "por medio de las
cosas hechas" para que deseemos adorarle. Cuando uno analiza
cuidadosamente la gran complejidad del universo y de la vida, notará indicios
muy claros de orden y de diseño. Los planetas del sistema solar, el cuerpo
humano, y hasta las criaturas más pequeñas funcionan como máquinas muy
precisas. Todas estas cosas apuntan a un Arquitecto Maestro.
¿Por qué Dios se ha esforzado por dejar sus
huellas por todo el universo? ¡Porque quiere que el hombre le busque y le
adore!
Sin embargo, fíjense en lo que ha pasado, Ro.
1:21-25. ¡Dios quiere que el hombre adore al Creador pero en vez de esto el
hombre casi siempre ha querido adorar a lo creado! El hombre adora a dioses de
su propio invento e imaginación, adora a otros hombres, adora a los cuerpos
celestiales, adora a los animales, adora a las imágenes y, a veces, adora a sí
mismo.
En cierta ocasión, durante su segundo viaje
misionero, Pablo tuvo la oportunidad de hablar a los habitantes de Atenas,
Grecia acerca de Dios. Veamos lo que les dijo en Hechos. 17:24-26. ¿Para qué
hizo Dios el mundo y todas las cosas que en él hay? ¿Para qué da a todos vida y
aliento y todas las cosas? ¿Para qué nos ha señalado el tiempo y el lugar en
que debemos vivir? Respuesta: ¡para que busquemos a Dios! (v. 27).
Esto es lo mínimo que le podemos dar. (Él nos
ha dado todo. Cada día Dios no para de
bendecirnos, que lo queramos reconocer o no. Siempre nos colma de bendiciones
físicas; nos da comida, ropa, salud, trabajo, un sitio donde vivir, etc. etc.
Nos da "lluvias del cielo, y tiempos fructíferos, llenando de sustento y
de alegría nuestros corazones" (Hch. 14:17). Él es quien "da a todos
vida y aliento y todas las cosas" (Hch. 17:25).
¿Sabe Usted que si no fuera por Dios, no
tendría ni casa, ni muebles, ni coche, ni ropa, ni comida, ni un solo céntimo
en su cuenta bancaria? Pero Usted me dice: "¡Un momento! ¡Yo he ganado
todo eso con mi propio sudor, con mi propia sangre!" Sin embargo, si no
hubiera sido por Dios, no podría haber tomado ni siquiera un solo respiro
cuando estaba trabajando por aquellas cosas.
Dios ofrece perdón de pecados a todos los que
le obedezcan y toda bendición espiritual, Ef. 1:3,7.
Lo mínimo que podemos hacer es darle la
adoración debida. Sal. 29:2 dice: "Dad a Jehová la gloria debida a su
nombre; adorad a Jehová en la hermosura de la santidad". ¿Qué es lo que
Dios pide de nosotros? La gloria (adoración) debida.
Dios no quiere compartir su alabanza con
ningún hombre, animal, o cosa. Is. 42:8 dice: "Yo Jehová; este es mi
nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas". Dios no
quiere que le adoremos a través de las imágenes porque es Dios
"celoso" (Éx. 20:4,5), es decir, no quiere compartir su alabanza con
ningún hombre u otra cosa creada.
Dios quiere que le adoremos públicamente.
Algunos dicen: "Yo puedo adorar a Dios a solas. No necesito estar con un
grupo de gente". Es verdad que se puede adorar a Dios a solas pero también
es necesario adorarle con otros, o sea, públicamente, Hch. 2:42; Heb. 10:24,25.
Si Usted quiere ser un siervo fiel de Dios, no puede ausentarse de la asamblea
pública por cualquier razón y todavía pensar que está glorificando a Dios. Si
va a estar de vacaciones, sigue siendo necesario reunirse con una iglesia fiel
porque así se adora a Dios y no a solas únicamente.
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