Dr. Nestor Saviñon
El año 2011 devino en un año activo en todos los órdenes. Todas las fuerzas sociales se mostraron vivas y deseosas de conseguir reivindicaciones sociales pendientes desde hace años.
El 2011 devino en el año del 4% para la educación, con estudiantes, actores de la sociedad civil y diversos entes sociales apoyando esta cruzada que tiñó de amarillo el país.
El 2011 fue también un año donde la delincuencia afectó tanto a la población, que personas de clase rica y media alta hicieron una huelga en el Parque La Lira.
El 2011 debe recordarse como un año de cambios. Finalmente, tras largos años de discusiones acaloradas, fueron aprobadas dos normativas que alterarán profundamente el modus vivendi dominicano. Una, el reglamento de la Ley de Migración, el cual tenía 7 años durmiendo el sueño de los justos, y sin el cual la Ley era una proposición declarativa bellísima pero inefectiva, y la disposición legislativa que permite que todo pastor con la debida licencia pueda casar a sus feligreses. Las iglesias se mostraron más combativas, persiguiendo que se subsanen iniquidades sociales.
Este fue el año en que el crimen de las chicas champaña y el Chico Cápsula, de lavado de activos y tráfico de drogas fue castigado por una sentencia hartamente esperada.
Este será recordado, además, como el año en que se despiden a los jueces que, desde 1997, han adecentado el sector justicia y lo modernizaron. Ciertamente, el proceso encabezado por Jorge Subero Isa, como cualquier mandato, ha tenido luces y sombras, pero definitivamente, han marcado una etapa importante en la evolución jurídica dominicana, ya que ha modernizado y transparentado el manejo de la información jurídica.
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